Una decena de futbolistas con camiseta negra se hinca en el césped y levanta los brazos hacia el cielo. El técnico se abraza con sus ayudantes y avanzan dando saltos hacia la cancha. Todos llevan tatuado el rictus de la felicidad en el rostro. El Qarabag se acaba de convertir en el primer equipo de Azerbaiyán en clasificarse a la fase de grupos de la UEFA Champions League. En la ida vencieron por la mínima al Copenhague y en Dinamarca se aferraron al gol de visitante (derrota 2-1) para timbrar sus boletos hacia la elite europea. Un hito para un club casi derretido por el calor de la guerra, obligado a abandonar su casa en busca de la subsistencia.

El Qarabag fue fundado en 1951 en la ciudad de Agdam, en la región de Nagorno Karabaj, una zona de eterna disputa entre azerbaiyanos y armenios. La instauración del imperio de la Unión Soviética en 1922 puso tregua al conflicto étnico y religioso entre ambos países. Una tensa calma se hizo palpable por más de seis décadas.

El Qarabag pasó a ser uno de los principales animadores del campeonato regional y un símbolo de la zona. Sin embargo, el tambaleo de la URSS hizo resurgir el conflicto latente entre armenios y azaríes, desatándose en 1988 una guerra que se prolongó por seis años.

Agdam era un objetivo clave para las milicias. En julio de 1993 el territorio fue tomado por tropas separatistas. Los descendientes de armenios enfilaron hacia el oeste para encontrarse con sus compatriotas, los azerbaiyanos se fueron en dirección contraria buscando una zona más segura donde vivir. Nunca más se escuchó el runrún de los autos abriéndose camino, ni los gritos de los niños jugando en las plazas, ni el eco de un gol en el Imaret Stadium, reducido a escombros. El silencio envolvió las ruinas de una ciudad fantasma. Hasta el día de hoy es una de las zonas más militarizadas de Europa.

Musqiv Kuseynov, hoy ayudante de campo del estratega Gurban Gurbanov, era el goleador del equipo en esa época. “Ellos amaban el fútbol en Agdam, y durante la guerra eso fue lo que le dimos a ellos”, recordó en una entrevista con The Independent.

“Pero la calma se fue. Seguimos jugando, pero se convirtió en una obligación. Cada minuto sabías que una bomba podía cambiar tu vida”, aseguró.

Diez días después de que Agdam fuese tomada, el Qarabag se impuso por la mínima al FK Khazar y se proclamó campeón de la Premier League azerbaiyana, torneo creado tras la caída de la URSS. También ganó la Copa de Azerbaiyán, consiguiendo un doblete histórico en su época más oscura.

Luego de la coronación, el Qarabag tuvo que mudarse. Jugadores, dirigentes y socios prepararon las maletas y partieron. Lamentablemente, uno quedó en el camino. El entrenador y ex futbolista del club, Allahverdi Bagirov, dejó la banca y se alistó en las milicias de autodefensa azeríes. El 14 de julio de 1992 volvía del frente en Agdam, pero el vehículo en que viajaba pasó por una mina y él falleció. A pesar de convertirse en un héroe nacional, se dice que su viuda malvive en un departamento de Bakú, la capital y urbe más grande de Azerbaiyán.

Tras una breve estancia en Quzanli, el equipo se acomodó en las afueras de Bakú. Los noventa fueron sus peores años. Vivía penurias económicas y estuvo a punto de desaparecer a principios de milenio. No tenía nada a que echar mano. Pero logró salir de la caverna gracias a Azersun, empresa agroalimentaria azerí que se transformó en su patrocinador desde 2001.

Solventado el bache financiero, aún quedaba la misión de volver a ser una escuadra competitiva. Sin embargo, los originarios de Agdam seguían viendo como Neftchi Baku, FK Shamkir, FK Baku e Inter Baku se llevaban todos los títulos. El salto definitivo lo darían con la llegada al banquillo de Gurban Gurbanov en 2008. El máximo goleador histórico de la selección transformó al Qaragan en una fuerza imparable, de fútbol ofensivo y mucho toque. En su primera campaña ganó la Copa. Le costó imponerse en liga, pero desde la temporada 2013-14 el equipo se ha proclamado campeón consecutivamente. Su poderío se expandió a las Copas azerbaiyanas, las últimas tres llevan su nombre, y, además, se transformó en el primer equipo de su país en disputar dos veces seguidas la Europa League.

Su debut en la Champios fue un desastre. El Chelsea le endosó un 6-0 en Stamford Bridge. Este miércoles recibe a la Roma en el Tofiq Bahramov, el estadio que lo ha acogido, tan lejos de su hogar y de sus raíces.