Se disputaba el duelo entre el Delhi Dynamos y el Atlético Kolkata por la máxima categoría del fútbol de India, cuando una ridícula acción se tomó el partido.

Resulta que en una contra del Delhi, el delantero Marcelinho se fue velozmente y se metió en el área rival.

Allí, y como pez en el agua, el jugador se mandó un descarado piscinazo, a la vista y paciencia del árbitro.

Lo peor de todo fue que el juez le creyó la maniobra y pitó penal a favor del Delhi.

Pero la justicia divina hizo efecto, ya que Malouda falló desde los doce pasos.