En 1585 el poeta y dramaturgo español Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1616), años antes de dar vida al ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, escribió una de sus obras de teatro más representadas: El cerco de Numancia. Basada en hechos reales, relata una de las principales guerras celtíberas o celtibéricas, que se extendieron durante los siglos III y II a.C. El nombre hace referencia a una serie de enfrentamientos armados entre los pueblos que habitaban la península ibérica y la denominada República romana.

Aunque las batallas fueron incontables, hay una que destaca por la por la inagotable resistencia de sus protagonistas. Conocida como tercera guerra celtibérica o, simplemente, como guerra de Numancia, fue liderada por el comandante romano Publio Cornelio Escipión Emiliano –más conocido como Escipión– quien asedió la localidad de Numancia (7 kilómetros al norte de la actual ciudad de Soria, en Castilla y León) con un ejército de 30 mil hombres. Además, instaló un cerco difícil de quebrantar: a la construcción de campamentos, fosos, torres de vigilancia y un muro invencible, se sumó el bloqueo del río Durero, lo que impidió cualquier intento de ayuda por parte de las localidades cercanas.

Cabe destacar que los antecedentes históricos sobre el hecho fueron consignados por historiadores de Roma. En ese contexto, la obra ha servido de ejemplo para resaltar el patriotismo español bajo el idioma y las estructuras heredadas por los romanos.

Sin embargo, y tal como relata el propio Cervantes, los 2.500 habitantes del pueblo numantino no se dejaron abatir. “Por quitar el triunfo a los romanos, ellos mismos se matan con sus manos”, escribe el poeta español. “No fueron los romanos los que acabaron con Numancia. Fue el hambre, la sed y hasta el suicidio colectivo que, en la obra de Cervantes, toma la forma de un sufrimiento existencial, justo y necesario”, explican los Hermanos Ibarra Roa, responsables de montar, a 400 años de la muerte del autor del Quijote de la Mancha, una de sus piezas teatrales clave.

Uno de los ejes centrales de la historia es el pueblo numantino representado, en la versión de los Hermanos Ibarra Roa, por un gran coro ciudadano compuesto por hombres, mujeres y niños. Todos los participantes fueron seleccionados tras un arduo proceso de audiciones realizado en marzo, donde postularon más de 300 personas. A ellos se suma un elenco de 16 actores profesionales –conformado por Gabriel Cañas, Mario Horton, Daniela Lhorente, Cristina Aburto, Simón Aravena, Daniel Lattus, Héctor Mardones, Mariela Mignot, Carolina Larenas, Felipe Lagos, Cristián González, Alejandra Oviedo, Gabriela Arroyo, Valentina Campos, Marco Espinoza y Darwin Le Roy-; siete músicos (Daniel Salas, Ignacio Valenzuela, Rodrigo Belmar, Sebastián Pavez, Emilia Cadenasso, Oscar Nuñez, Gorky Largo) y cuatro bailarines: Alena Arce, Juan Pablo Quezada, César Cisternas y Bárbara Achondo, destacada gimnasta y medallista de oro en suelo en el Mundial de República Checa el año 2012.

En total, 87 personas en escena dan vida a un musical ciudadano multidisciplinario, una especie de “tragedia musical” que, ante todo, enaltece la importancia del honor. “Tras trece meses de hambruna prefirieron morir y quemar su propia ciudad antes que ceder sus tierras al enemigo”, resaltan.

Del 5 al 28 de agosto de 2016
Jueves a Sábado a las 20.00 horas
Domingo a las 19.00 horas
Sala A1 – Edificio A
Precios: $8.000 general, $4.000 estudiantes y tercera edad
Entradas a la venta en Boleterías GAM y www.daleticket.cl