Antaño estandartes de la contracultura berlinesa, la música tecno y el street art, más populares que nunca, tienen ahora sus proyectos de museos, una evolución sintomática en la capital alemana, donde el ser alternativo se ha convertido en la norma.

En 1991, en el Berlín postcomunista, el tecno encontraba su primer lugar de referencia: el Tesoro, un club situado en la sala de las cajas fuertes de un banco abandonado, muy cerca del muro de Berlín.

Actualmente, el Tesoro -un festival celebrará sus 25 años entre el 21 y el 24 de julio- forma parte del paisaje multiforme de la vida nocturna berlinesa, invadida por fiesteros de toda Europa.

Su fundador, Dimitri Hegemann, de 60 años de edad, desea ahora abrir un Museo del Tecno en la central térmica abandonada a la que el club se mudó en 2007.

Por su lado, la fundación Urban Nation, dirigida por la ex galerista Yasha Young, emprendió a fines de mayo las obras para la creación de un museo de arte urbano contemporáneo, que se espera abra sus puertas en 2017.

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– “Delirante” –

La idea de un museo del tecno puede parecer extraña, y demuestra hasta qué punto la cultura alternativa se ha vuelto dominante en Berlín.

Dimitri Hegemann lo expone con entusiasmo. “Todos los planes establecidos para el futuro de la ciudad después de la caída del Muro no han funcionado”.

En lugar de eso, dice, “se ha instalado una ‘economía de nichos’: un club o una galería por aquí, un restaurante por allá, un bar, etcétera. Y esa economía de nichos, por así decirlo, ha dictado el camino a seguir“. Eso es lo que hace Berlín tan atractivo, según él.

“El año pasado hubo 30 millones de noches de hotel en la ciudad”, afirma, y entre todos los turistas, “del 50 al 60% de la gente que viene a Berlín están ahí por esa oferta de cultura alternativa”.

Hoy en día, el 80% de nuestra clientela no habla alemán“, añade.

“Pero lo que toda esta gente tiene en común es que han estado marcados por esa cultura de la renovación, que ha tomado forma acá, se ha convertido en un movimiento y ha transformado Berlín”. Y según observa, “ha sido la música tecno la que ha dado ese impulso”.

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Yasha Young también es consciente de las críticas que puede suscitar la idea de un museo de street art.

Se llama museo porque hará lo propio de un museo: coleccionar, buscar, archivar, apoyar a artistas“, explica a la agencia de noticias AFP. Aunque tal y como precisa, no busca “hacer entrar el mundo del street art a través de la cerradura para encerrarlo ahí dentro”.

El proyecto prevé un edificio principal con una biblioteca interactiva y espacios amplios de exposición abiertos a la Bülowstrasse, una calle de un barrio desfavorecido del centro de Berlín, donde se utilizarán varios edificios para acoger las creaciones.

Otro edificio de la calle albergará un café, residencias de artistas y talleres.

Esperamos que se convierta en una calle consagrada al arte, una plataforma viva“, explica Yasha Young, que desea conectar a los distintos actores de este universo, como los artistas, el público o los organizadores de exposiciones. Además, el museo será gratuito.

La alcaldía, que ha puesto a disposición el terreno, acoge la idea con entusiasmo.

El proyecto es al mismo tiempo poco razonable y delirante, y por eso precisamente le va tan bien a Berlín”, declaró el responsable de cultura del ayuntamiento, Tim Renner, al iniciarse las obras.

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