El repertorio incluirá piezas de Milonga del Ángel, Oblivion, Aconcagua, Libertango, entre otros.

Un concierto único y de nivel internacional se presentará en el Centro de las Artes 660, CORPARTES, para homenajear al gran Astor Pantaleón Piazzolla, bandoneonista y compositor argentino considerado uno de los músicos más importantes del siglo XX. El honor lo tendrá la Orquesta Sinfónica de Chile en conjunto al destacado músico y compositor argentino Daniel Binelli.

Programa de lujo que estará compuesto de dos partes en las que se incluirá piezas de Las Cuatro Estaciones para Bandoneon y Orquesta de Cuerdas de Astor Piazzolla; Verano Porteño, Otoño Porteño, Invierno Porteño y Primavera Porteña. Concierto para Bandoneon y Orquesta (Aconcagua), Libertango de Daniel Binelli, Milonga del Ángel de Astor Piazzolla, 3 Movimientos Concertantes para Bandoneon y Orquesta Sinfónica de Daniel Binelli; Fuga y Resurrección, Ensueño Porteño y Malambo. Y un gran cierre compuesto de Oblivion de Astor Piazzolla, composición que tras su muerte, le entregó una nominación para los Premios Grammy en 1992, en la categoría Mejor Composición Instrumental.

Daniel Binelli y Astor Piazolla

Daniel Binelli, es un destacado músico compositor, director de orquesta y bandoneonista argentino de tango y música clásica. Internacionalmente reconocido, ha realizado extensas giras de concierto como solista y con alianzas musicales. Es considerado como el máximo exponente de la música de Astor Piazzolla, quien fue su amigo y consejero.
Una amistad que partió cuando Daniel Binelli tenía 17 años. El autor de “Adiós Nonino”, Astor Piazzola, lo invitó a su casa porque había ganado un concurso de TV llamado “Nace una estrella”, con un arreglo de “Picasso”, un tango suyo y que se consagró en 1989 cuando lo volvió a invitar, pero esta vez para integrar su Sexteto Nuevo Tango, con quien recorrió América y Europa.

Astor Piazzola al igual que Daniel Binelli, deben su maestría con el bandoneón a diferentes circunstancias de la vida que los marcaron desde pequeños.

Piazzola, hijo de Argentinos, partió a la edad de 4 años a vivir a Nueva York, de ahí gracias a la nostalgia que su padre sentía por su país natal, a los 8 años recibió de regalo un bandoneón. Un par de años más tarde, Carlos Gardel, de visita en Nueva York, se encontró con Piazzolla quien le llevó un regalo de su padre. Gardel quien no hablaba inglés, lo ocupó de intérprete improvisado, iniciando una relación que evolucionó a una suerte de amistad y que al año siguiente generó que Gardel lo invitara a participar en la película “El día que me quieras”, como un joven suplementero.

Al terminar la grabación, Carlos Gardel los invitó a un asado en el que Piazzola tocó, con maestría, el bandoneón impresionando a los asistentes. Fue ahí que Gardel lo invitó a una de sus giras, por fortuna su padre no lo dejó, ya que fue en ese viaje en que el destacado músico argentino falleció.
Tiempo después, Piazolla llegó a París para estudiar con Nadia Boulanger, gracias a una beca del Gobierno de Francia, y fue ella quien determinó y descubrió la esencia de Piazzola, quien en sus inicios se encontraba dudoso de su talento para la composición y el tango. Su música, resolvió Boulanger, tomaría elementos de ambos mundos, la música clásica y el tango antiguo. El resultado fue el denominado Nuevo Tango, que además de incorporar aspectos de compositores doctos como J. S. Bach o Bela Bartok toma elementos del jazz.

El revolucionario del tango murió en 1992, sin que el polvo que levantó con su estilo hubiese aún decantado del todo.

Daniel Binelli, por su parte, tuvo la fortuna de ser obligado por su padre a comprar un bandeonon a los 9 años de edad, el que le significó un largo y complejo aprendizaje que decantó con una maestría sin igual.

Pese a la admiración entre Piazzola y Binelli, las diferencias entre ambos iban más allá de lo puramente estilístico. Piazzola enfrentaba serias dificultades con los bailarines, mientras que para Binelli el tango es ante todo una danza y un sentimiento muy profundo. “No bailar el tango, en parte, es no entenderlo”, decía.
El grueso de la formación de Binelli, la vivió bajo el alero de Osvaldo Pugliese, en cuya orquesta pasó catorce años. Más tarde, en un periodo de declive del tango, se recluyó en el aprendizaje, a la espera de nuevos vientos. De la mano del grupo Alas incursionó en el rock, y vivió un acercamiento a los sonidos de bandas como Emerson Lake & Palmer.

Como Piazzola en otra época de la vida, Binelli hizo también de Nueva York su hogar. Asentado allí, ha recorrido el mundo con su música.
Es esta búsqueda incesante la que le ha permitido erigir un estilo propio. Cuando se le preguntó si se consideraba un hijo legítimo de Pugliese y Piazzolla respondió que ya no era hijo, sino padre de sí mismo y de lo que hace con su música. “Yo hago melodías urbanas, llenas de polución, de mugre y vitalidad. No me interesa el arte puro, así como prefiero que nadie me ahorre, en nombre de la pulcritud y las buenas maneras, las fatigas y desgarramientos naturales de la existencia.”

Una trayectoria y talento que se une en esta ocasión a la Orquesta Sinfónica de Chile, la agrupación sinfónica de más larga trayectoria de la historia musical del país, la primera creada como organización estatal permanente y duradera, y que es considerada un verdadero Patrimonio Nacional.

Dónde: Centro de las Artes 660/ CA660, ubicado en Rosario Norte 660, nivel -2, Las Condes
Cuándo: Martes 26 de julio
Horario: 20:00 horas
Valores: Desde los $9.000 a $45.0000 pesos.
Más información y compra de entradas en: www.corpartes.cl