A tres semanas del arranque de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, el artista brasileño de street art Eduardo Kobra trabaja sin cesar para terminar su gigantesco fresco mural, que asegura es el mayor del mundo, en la zona portuaria recién modernizada.

Izado por una grúa a 20 metros de la calzada, spray en mano, Kobra pulveriza azul y luego rojo en esta gigantesca superficie de 3.000 m2.

Es sin duda la mayor pintura mural del mundo y al final del trabajo debería entrar en el libro de récords Guinness“, declaró el artista de 40 años a la AFP.

Brazilian artist Eduardo Kobra stands next to his huge mural representing the five continents, at the Olympic Boulevard, in Rio de Janeiro, Brazil, on July 14, 2016. / AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON
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En este inmenso fresco, los cinco continentes están representados por cinco gigantescos rostros, la cifra de los anillos olímpicos: un karen de Birmania y Tailandia para Asia, un huli de Papúa Nueva Guinea para Oceanía, un indígena tapajó de la Amazonia brasileña para las Américas, un chukchi de Siberia para Europa y un mursi de Etiopía para Africa.

Hay una intolerancia creciente en el mundo, como en Europa donde las personas rechazan a los refugiados, lo diferente. Espero que este fresco, en el espíritu de los Juegos, ayudará a recordar que somos todos diferentes pero que en el fondo somos todos uno, la especie humana“, explicó.

Brazilian artist Eduardo Kobra stands next to his huge mural representing the five continents, at the Olympic Boulevard, in Rio de Janeiro, Brazil, on July 14, 2016. / AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON

Antes de comenzar a pintar la obra titulada justamente “Somos todos uno”, el equipo del artista pasó 15 días preparando la pared de una vieja dársena, cerrando agujeros y pintándola de blanco para que sirva de fondo al fresco multicolor.

El muro elegido es emblemático de este céntrico barrio renovado donde llegan todos los cruceros turísticos, al borde de la bahía de Guanabara y por donde pasa el nuevo tranvía construido para los Juegos.

No lejos de allí se encuentra el Museo del Mañana, del arquitecto español Santiago Calatrava, que se erige en símbolo de la renovación de la zona portuaria para la mayor fiesta deportiva mundial.

Desde hace una semana, todos los días de 08:oo a 19:00 horas, Kobra y su equipo pintan el fresco con acrílico, barnices y sprays. Debería quedar listo en unos días, a fin de mes, antes de la apertura de los Juegos Olímpicos el 5 de agosto.

Grafitis desde los 12 años

Ya utilizamos 2.000 latas de spray y utilizaremos aún mil más, cien bidones de 200 litros de acrílico y cien bidones de barniz“, enumera Kobra.

El artista pinta desde los 12 años, cuando comenzó a grafitear su nombre en los muros de su barrio pobre de Sao Paulo, Campo Lindo.

“La calle era la manera de sociabilizar, de distraerse y también de protestar contra la exclusión“, contó.

View of part of Brazilian artist Eduardo Kobra
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Lo único que sé hacer es pintar. Soy autodidacta. Me di cuenta de que tenía una cierta habilidad para eso, pero pintaba solo y sufría los prejuicios de mi familia“, dijo Kobra, que hoy solo pinta “con autorizaciones“.

La invitación para hacer este inmenso fresco vino de la directora artística del “Bulevar Olímpico”, la avenida donde está situado el muelle, Andrea Franco, con apoyo de la alcaldía de Rio, del Comité Rio-2016 y del Comité organizador de los Juegos.

Fue a partir de 2005 que su trabajo ganó renombre internacional. Pintó su primera obra en el extranjero “en la ciudad francesa de Lyon, en el muro de un edificio“.

Assistants to Brazilian artist Eduardo Kobra work on the painting of a huge mural representing the five continents, at the Olympic Boulevard, in Rio de Janeiro, Brazil, on July 14, 2016. / AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON
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Luego no se detuvo jamás. Sus pinturas murales gigantes y muy coloridas que reavivan la historia del lugar donde se encuentran están presentes en varias ciudades de Estados Unidos, Polonia, Rusia, Suecia, México, Japón, Emiratos Arabes y Tahití.

El fresco de Rio tendrá una vida promedio de seis años, estimó Kobra. ¿Y luego? “No pienso restaurarlo. Normalmente le pinto algo encima“.