Nintendo parecía dominar el mundo de los videojuegos durante los ’80 y ’90. No había mamá o papá que no asociara este hobby con Nintendo, y los fans siempre hablaban de la gran N como los reyes indiscutidos de la industria. Pero su competidor más fuerte, Sega, logró vencerlos en un mercado que todavía se resiste a la carisma de Mario: Brasil.
En el país carioca no hay muchos que hayan tenido un NES o Super Nintendo cuando chicos, pero el famoso Sega Genesis es visto como el rey de las consolas de antaño. Algo que contradice a la realidad que vivieron los gamers en Chile y el resto del mundo, donde si no tenías un Nintendo eras una verdadera rareza. ¿Cómo diablos sucedió esto?
Sorpresivamente, la respuesta no está en las preferencias de los brasileños o en la calidad de la consola de Sega, sino en un plan económico proteccionista que ha sido extremadamente controversial (por decir lo menos) para el país “mais grande do mundo”.
Las importaciones a Brasil tienen un impuesto extremadamente alto, el cual busca impulsar a que grandes compañías pongan fábricas y tiendas propias en el país. Esto además hace que los consumidores prefieran productos que son hechos en Brasil, que cuestan menos y que garantizan empleos para los ciudadanos.
Dependiendo de tu artículo y compañía, estos impuestos pueden ser desde el 10% hasta el 65% de tu producto, siendo los artículos electrónicos los más afectados.
En la práctica, esto significa que todos los productos, como automóviles, televisores, radios, y sí, también consolas de videojuegos, terminan con precios exorbitantes, a menos que sean hechos en Brasil.
Esta es la razón por la cual el Playstation 4 tenía un precio de cerca de 4000 Reales (Aproximadamente 800 mil pesos chilenos) cuando se estrenó: Sony no tenía una fábrica en el país futbolero. Ese es también el porqué compañías como Volkswagen y Microsoft tienen filiales en Brasil.
Para Sega, ello era una oportunidad. Instalar una filial o hacer un trato con una compañía del área no sólo significaría que podrían bajar el precio de sus productos, sino también llegar más rápido al público y poder entregar un mejor servicio en general.
Era una gran opción, pero como no tenían los fondos para hacerse una fábrica solos, necesitaban una empresa que se asociara con ellos o que les comprara una licencia para fabricar el Master System y el Sega Genesis.
Es entonces cuando llega TecToy, una compañía de juguetes brasileña que recién estaba comenzando sus operaciones y que buscaban entrar en el mercado de los videojuegos. Ellos compraron la licencia para crear sus propias versiones de las consolas de Sega y productos asociados, incluyendo controles, juegos, merchandising y mucho más, como lo explica la youtuber británica Kim Justice, en un video donde explora la historia de las dos compañías. Así, el mercado que parecía nunca recibir atención de las grandes compañías, de la nada, pasó a tener una consola y empresa favorita.
Claro que no fue sólo ofrecer la consola lo que cimentó su posición. TecToy creó un servicio de clubes, líneas de tips para juegos difíciles y mucho más, que todavía son parte de la discusión en foros brasileños de videojuegos. No había ninguna tienda que no ofreciera uno de estos servicios, lo que combinado con el precio y disponibilidad de las consolas, hizo que la gran mayoría de los gamers brasileños prefirieran Sega.
Por supuesto, Nintendo no se quedó atrás y eventualmente decidieron hacer algo parecido con la compañía Gradiente, la cual manejó la mayoría de sus productos en el país por un tiempo, incluyendo el Nintendo 64 y el Gamecube. Pero para ese momento ya era demasiado tarde, las técnicas de servicio y productos de TecToy habían obtenido la lealtad de los gamers brasileños, quienes preferían mucho más a los productos de Sega.
Eventualmente, los impuestos que se le imponían a Nintendo en otros productos como juegos y controles, que no eran producidos en el país, terminaron por eliminarlo del mercado por completo, dejando a Sega como el gran ganador de esta pelea. Nintendo debió, de hecho, salir del mercado brasileño luego del desastre que le significaron las bajas ventas del Wii U en el área.
Actualmente, gracias a la expansión de Microsoft en Sudamérica, las consolas más populares son el Xbox One y el Xbox 360, que son producidas en el país. Pero aunque los gamers brasileños tienen juegos más poderosos y modernos ahora, todavía le tienen un cariño y nostalgia inigualable a las consolas de Sega, llegando a comprar 150 mil unidades cada año.
Hace sólo unas semanas, TecToy celebró sus 30 años de trabajo con Sega lanzando una consola de aniversario, la cual no sólo era una versión actualizada del Sega Genesis, sino que también venía con juegos completamente nuevos, hechos sólo para el mercado brasileño. Estos productos siguen vendiéndose como pan caliente, casi como si los ’90 nunca hubieran terminado en el país vecino.
Esto es como mirar a una realidad alterna, donde Sega ganó la guerra de consolas de los ’90 y el mundo tomó un giro distinto, enfocándose en todo lo que el Genesis podía hacer que Nintendo no.
