El 34,2% de las personas en Chile ha sido víctima de ciberataques en lo que va de 2017, es decir, cerca de cinco millones de internautas, y -en promedio- cada usuario ha recibido 127 ataques de malware, unos 15 cada mes, según datos entregados por Kaspersky Lab.
Del total de afectados, el 19,6%, que corresponde a más de dos millones y medio de usuarios, fue blanco de los ciberdelincuentes mientras estaban conectados a Internet. En tanto, un 14,6%, poco más de dos millones de personas, recibió ataques vía USB y mientras se encontraban offline.
El estudio, dado a conocer por Dmitry Bestuzhev, director del Equipo de Análisis e Investigación de la empresa global de ciberseguridad, entregó además datos reveladores sobre ataques a dispositivos Android. En los 6.754 aparatos protegidos actualmente en Chile por las soluciones de la compañía, se bloquearon en promedio 5,2 ataques de malware. Y de 20 amenazas detectadas, un 40% correspondió a ransomware y un 30% a robo de información.
“Gran parte de estos ataques se producen por los graves hábitos que tienen los internautas chilenos. Uno de ellos es el uso recurrente de software pirata que no garantiza estándares mínimos de seguridad, y otro es el acceso continuo a sitios web asociados a la reproducción de películas y pornografía”, explica el director del equipo de Análisis e Investigación de Kaspersky Lab.
En cuanto a las regiones con mayor número de ciberataques registrados, la Región Metropolitana lleva la delantera con 72%, seguida por la del Biobío con 12,3%, Valparaíso con 11,6%, Antofagasta con 7% y Los Lagos con 6,6%.
Los peligros latentes del IoT
Aunque todavía está la creencia de que la manipulación del Internet de las Cosas pasa solo en las películas, Kaspersky Lab elaboró una lista de los dispositivos IoT que han sido atacados al menos una vez o que exponen a potenciales peligros a usuarios de todo el mundo, y que demuestran que el peligro es real:
Monitores de bebés y cámaras de vigilancia con sensores:
Hackers pueden encontrar cámaras conectadas que olvidan ser apagadas. ¿Cómo encontrarlas? Mediante buscador Shodan se ingresa una secuencia específica de números y letras que permiten a una persona en cualquier lugar del mundo acceder a las cámaras de vigilancias con sensor de movimiento que padres disponen para estar pendiente de sus hijos, y que en el caso de que ellos lloren, los padres puedan hablarles a distancia mientras los observan. Quienes acceden a estos dispositivos por medios de Shodan, puede mover las cámaras y capturar la imagen que deseen y hasta hablar por medio de ella.
Cafeteras con temporizadores, con conexión WiFi y Bluetooth:
Mediante este último si se pasa al lado de la cafetera con el celular, ésta comienza a hacer café ¿Cuáles pueden ser los riesgos de una máquina para café? Las cafeteras están conectadas a la red, quiere decir que a través de WiFi se puede hacer reconocimiento de la red y el movimiento lateral a otros dispositivos. Otro riesgo con toques apocalípticos es que la máquina sea controlada a distancia por medio del hackeo a la red y se alteren las dosis de café, leche o azúcar que están predeterminadas por el usuario. Si es que un gerente general de alguna empresa importante es diabético y le alteran las dosis de azúcar, el café diario puede ser letal.
Edificios inteligentes que funcionan vía BMS:
Controlar aspectos del departamento (como la luz, calefacción, aire acondicionado, accesos) con el smartphone. El problema de estos edificios es el llamado BMS (Business Management System), “una cajita feliz” que se parece mucho a los routers y que si uno tiene acceso físico a él, puede manipularlo y alterar el ambiente del departamento.
Terminales de taxis:
Servicios de taxis y viajes compartidos cuentan con terminales en smartphones para registrar al pasajero, localizarlo, determinar ruta, entre otros, que se convierten en puertas de entrada al sistema operativo. Al ingresar a él se pueden obtener detalles de hacia dónde va el pasajero o por medio de la cámara del dispositivo sacar fotos de él o escuchar sus conversaciones.
Máquinas de dosis de medicamentos en hospitales:
Al conectarse a la red se tiene acceso a historiales médicos de pacientes y a la oportunidad de alterar las dosis médicas predeterminadas en las máquinas conectadas WiFi que perjudiquen la salud de los pacientes hasta el punto de fallecer.
“Mientras más conectados estemos, más amenazas recibiremos. Sobre todo considerando que muchos objetos de la vida cotidiana funcionan actualmente a través de redes de WiFi; el denominado Internet de las Cosas (IoT). Cuando los objetos están conectados a la red, se abre una brecha enorme de la seguridad de nuestras vidas y se convierten en puertas de entradas para cibercriminales”, recalca Bestuzhev.