El CEO de WhatsApp, Will Cathcart, se refirió recientemente a la postura que ha tenido Apple tras conocerse el escándalo del spyware Pegasus.

Recordemos que una gigantesca investigación periodística concluyó que la empresa de vigilancia israelí NSO Group, con su programa Pegasus, permitió que gobiernos autoritarios espiaran a personas que consideraban sujetos de interés.

La indagación, hecha por The Washington Post, Amnistía Internacional y Forbidden Stories, entre otros, arrojó que 50.000 líneas telefónicas de activistas, periodistas y políticos fueron intervenidas mediante el software.

Al respecto, Cathcart señaló al medio inglés The Guardian que la firma de Cupertino podría haber adoptado una posición más enérgica, asegurando que el problema es más grave de lo que creen en los fabricantes del iPhone.

“Espero que Apple también comience a adoptar ese enfoque. Que sea fuerte, que se una. No es suficiente decir que ‘la mayoría de nuestros usuarios no necesitan preocuparse por esto’. No es suficiente decir ‘oh, esto son solo miles o decenas de miles de víctimas’”, sostuvo.

“Si esto está afectando a periodistas alrededor de todo el mundo, esto está afectando a los defensores de los derechos humanos en todo el mundo, eso nos afecta a todos”, añadió.

“Y si el teléfono de alguien no está protegido, significa que el teléfono de todos no es seguro”, remarcó.

Por su parte, Pavel Durov, fundador de Telegram, también apuntó a empresas como Apple y Google, asegurando que estas firmas debieran tomar nuevas medidas frente a este tipo de amenazas.

A través de su blog oficial, el CEO del servicio de mensajería instantánea comenzó señalando: “Los teléfonos de 50.000 personas, incluidos activistas de derechos humanos y periodistas, han sido atacados por herramientas de vigilancia que fueron utilizadas por numerosos gobiernos”.

“Estas herramientas pueden hackear cualquier teléfono iOS y Android, y no hay forma de proteger su dispositivo de ellas. No importa qué aplicaciones use, porque el sistema se viola a un nivel más profundo”, agregó.

“Según las revelaciones de Snowden de 2013, tanto Apple como Google son parte del programa de vigilancia global, lo que implica que estas empresas tienen que, entre otras cosas, implementar backdoors en sus sistemas operativos móviles”, puntualizó.

“Estos backdoors, generalmente disfrazadas de errores de seguridad, permiten a las agencias estadounidenses acceder a información en cualquier teléfono inteligente del mundo”, escribió.

“El problema con estas backdoors es que nunca son exclusivas de una sola parte. Cualquiera puede explotarlos. Entonces, si una agencia de seguridad de EE. UU. puede hackear un teléfono iOS o Android, cualquier otra organización que descubra estos backdoors puede hacer lo mismo”, zanjó.

Tal como explica la consultora de transformación digital T-Systems Iberia, un backdoor -conocidos también como “puertas traseras”- son una vulnerabilidad que “permite entrar en un servidor, página web, red local o empresarial sin ser detectado y con ciertos privilegios (o no, depende) para poder hacer casi lo que quieras”.

Miembros de familias reales árabes, líderes de empresas, activistas de los derechos humanos, periodistas, políticos, funcionarios gubernamentales –incluidos jefes de Estado y de Gobierno–, ministros y diplomáticos son parte del grupo de personas cuyas líneas telefónicas fueron intervenidas con el programa Pegasus.