La ambiciosa misión ruso-europea ExoMars, que preveía el envío de un robot al planeta rojo, se pospuso este jueves hasta 2022 debido a dificultades técnicas agravadas por la pandemia del nuevo coronavirus.

Símbolo de la cooperación entre Rusia y la Unión Europea en tiempos de fuertes tensiones diplomáticas, ExoMars aspira a perforar suelo marciano en busca de signos de vida pasada en el planeta rojo.

El lanzamiento, en un principio previsto para el verano de 2020 está ahora programado para agosto-septiembre de 2022, anunció en un comunicado conjunto la agencia rusa Roskosmos y de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Al término de una reunión, los jefes de las dos agencias espaciales llegaron a la conclusión que se necesitan “nuevas pruebas de la nave espacial con los componentes y el software definitivo”.

Asimismo, “han tenido que reconocer que la fase final de ExoMars se ve comprometida por el agravamiento general de la epidemia (de COVID-19) en los países europeos”.

Según el jefe de Roskomos, Dmitri Rogozine, la decisión fue “difícil pero bien ponderada”. Su motivación principal es “la necesidad de maximizar la solidez de todos los sistemas de ExoMars y las circunstancias” relacionadas con la epidemia, dijo, según el comunicado.

La situación en Europa “prácticamente permitió a nuestros expertos visitar las industrias asociadas”, explicó.

El jefe de la ESA, Jan Wörner, precisó que quiere “estar 100% seguro de que la misión tendrá éxito”.

“No podemos permitir ningún margen de error. Más verificaciones garantizarán un viaje seguro y los mejores resultados científicos en Marte”, afirmó.

Rusia suministra el lanzador, el módulo de descenso (con elementos europeos como los paracaídas) y la plataforma de aterrizaje para ExoMars, mientras que el robot, bautizado Rosalind Franklin, es europeo.

Incluye un taladro y un laboratorio de investigación en miniatura.