Pese a que se asume que las canas aparecen con la edad, por razones biológicas o hereditarias y estrés, una investigación conjunta entre científicos de las Universidades de Sao Paulo y Harvard despejó dudas respecto de cómo es que este último efectivamente afecta el color de la cabellera.

“Evidencia empírica y anecdótica ha asociado al estrés con la aparición acelerada de canas, pero hasta el momento ha habido poca validación científica de esta conexión”, indicaron en el documento.

Los resultados fueron publicados en la revista especializada Nature, indagación en la cual confirmaron a través de pruebas en ratones que el dolor en estos animales generaba la secreción de adrenalina y cortisol.

Con ello, sus corazones palpitaban más rápido elevando la presión de la sangre, con lo cual su sistema nervioso se veía afectado producto del estrés.

Así es como comenzó el proceso de agotamiento de las células regeneradoras de pigmento que existen en todos los folículos capilares, con lo que se dio paso a la aparición de canas en los roedores que formaron parte del estudio.

“Nuestro estudio demuestra que la actividad neuronal que es inducida por estrés agudo puede generar una pérdida rápida y permanente de las células madre adultas y entrega un ejemplo en el cual el mantenimiento de estas está directamente influenciado por el estado fisiológico general del organismo”, concluyeron.

Ya-Cieh Hsu, académico de Harvard y uno de los 17 miembros del equipo a cargo de la investigación, dijo a BBC News que él sabía que el estrés era malo para el cuerpo, “pero el perjudicial impacto que descubrimos fue más allá de lo que imaginamos”.

“Después de un par de días, todas las células regeneradoras de pigmento se perdieron”, añadió.

“Una vez que desaparecen, no puedes volver a generar pigmento, el daño es permanente”, agregó el especialista.

Bloqueo del daño

En conversación con el citado medio, Hsu afirmó que a través de otro estudio con ratones pudieron bloquear los cambios que genera el estrés en la coloración del cabello.

Lo anterior, a través de la administración de antihipertensivos para enfrentar el alza de la presión sanguínea de los roedores.

A través de esta técnica pudieron descubrir que la Quinasa dependiente de ciclina era la proteína que causaba daños a las células encargadas de la coloración.

Pese a que ese hallazgo sirve como puerta de entrada para poder desarrollar una solución que permita retrasar la aparición de canas, Hsu aclaró que esto no es “una cura o tratamiento para las canas”.

“Nuestro descubrimiento, hecho en ratones, es solo el comienzo de un largo viaje para encontrar una alternativa para las personas. Además, nos da una idea de cómo el estrés puede afectar muchas otras partes del cuerpo”, explicó.