La película The Terminator (1984) es un clásico del cine. Allí, Arnold Schwarzenegger interpreta a Exterminador T-800, un robot que tiene esqueleto de metal cubierto con tejidos vivos, lo que lo hace parecer humano.

Tras más de 3 décadas de la producción de ciencia ficción, ahora el Terminator se ha vuelto realidad, pues científicos del Instituto de Ciencia Industrial de la Universidad de Tokio (Japón) crearon lo que antes parecía improbable: un robot que es híbrido.

Se trata de un diseño biohíbrido que tiene la forma de un dedo humano, el cual fue fabricado con un esqueleto robótico que está unido a músculos vivos.

Los tejidos vivos usados para la máquina son de ratas y fueron creados a partir de células precursoras, las cuales se desarrollaron hasta formar los músculos.

Esto permite superar un problema que tenían los científicos hasta ahora, referente a que no podían crear este tipo de robots debido a que los músculos se deterioraban muy rápido. En cambio, este innovador método permite que los músculos funcionen y se muevan con normalidad por más de una semana.

Según informó el recinto japonés en un comunicado, “el equipo primero construyó un esqueleto de robot donde instalar el par de músculos funcionales. Esto incluyó una articulación que pudiese rotar, anclajes donde los músculos pudiesen unirse y electrodos que produjeran el estímulo para que la contracción muscular”.

“Para la parte viva del robot, en vez de extraer y usar un músculo que se hubiese formado por completo en otro cuerpo, el equipo construyó uno de la nada. Para eso, usaron láminas de hidrogel que contenían células precursoras de músculo llamadas mioblastos, agujeros donde unir estas láminas al esqueleto y correas para estimular a las fibras músculas a formarse de una determinada manera”, añade.

Una vez completado ese proceso, lograron que los músculos funcionaran tal como lo hacen los nuestros: uno se contrae y el otro se expande, permitiendo el movimiento.

Robot híbrido | Sciencemag.org
Robot híbrido | Sciencemag.org

Al respecto, uno de los investigadores, Shoji Takeuchu, acota que “el hecho de que ejercieran fuerzas opuestas el uno sobre el otro impidió que se encogieran y deterioraran, como ocurrió en estudios previos”.

En conclusión, el robot híbrido funcionó tal como lo haría un dedo humano, con la excepción de que estaba fabricado de metal, plástico y tejidos de ratas.

A partir de ahora, los científicos se enfocarán en tratar de combinar más músculos en un sólo dispositivo, con el objetivo de lograr crear aparatos más complejos como manos, brazos y otras articulaciones.