En lo que bien podría ser la gota que rebalse un vaso cada vez más lleno, un artículo del New York Times reveló esta semana cómo Apple amenazó a Uber, la aplicación que permite a conductores particulares oficiar como taxis (por ahora) clandestinos, con eliminar su aplicación de los teléfonos iPhone, esto tras descubrir un robo de datos a sus usuarios a gran escala.

El mensaje lo entregó nada menos que el propio CEO de Apple, Tim Cook, quien a comienzos de 2015 se reunió personalmente y en absoluto secreto con Travis Kalanick, fundador de Uber, para advertirle que habían descubierto su juego y que arriesgaban ser vetados permanentemente de la tienda virtual App Store.

¿El pecado de Kalanick? Durante meses había encargado a sus mejores ingenieros que su aplicación violara las normas de Apple, identificando y monitoreando cada teléfono iPhone donde había sido instalada, aún si la aplicación era eliminada del dispositivo.

Pero como era de suponer la triquiñuela acabó siendo descubierta, y sólo el hecho de que Uber tenga una valoración superior a los 70 mil millones de dólares permitió que Cook tuviera la gentileza de advertir a Kalanick, antes de tomar una medida que en cualquier otro caso se habría aplicado de inmediato y sin piedad.

Desde luego, Kalanick aceptó sin chistar. Quedar fuera de la plataforma de Apple podría haber significado el fin de su polémico negocio.

Y polémico no sólo por las batallas legales que Uber ha debido librar en los más de 70 países donde se encuentra presente -sin mencionar aquellos donde fue prohibido, como Dinamarca, Italia o Taiwán- sino por sus agresivas tácticas de negocios… a veces, literalmente.

Fiel reflejo del estilo avasallador de su fundador, Uber ha sido denunciada como una empresa donde los supervisores ejercen abuso verbal, psicológico e incluso físico y sexual en contra de sus empleados.

Cuarteles de Uber en San Francisco | NYT
Cuarteles de Uber en San Francisco | NYT

Aquello es sólo el comienzo. El año pasado, Uber debió pagar 20 millones de dólares a la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC), luego de reconocerse culpable de exagerar el dinero que los conductores enrolados en el servicio podían llegar a recibir. A ello siguieron demandas colectivas de conductores que se sintieron estafados por la empresa y, del otro lado de la vereda, de ser negligente al momento de seleccionar a quienes transportan a sus usuarios.

Esperen, que aún hay más. Según recopila el sitio especializado Ars Technica, la firma de Kalanick sigue haciendo uso inapropiado del software, en algunos casos para engañar a las autoridades de los países donde intentan fiscalizarlos, y en otros para lisa y llanamente hacer que los usuarios paguen tarifas mayores, sin que ese aumento sea traspasado a los conductores.

Aunque Uber se negó a comentar el tema con el New York Times, uno de sus portavoces admitió ante Ars Technica que aún utilizan métodos para monitorear a los usuarios, aunque –vaya alivio– esta vez sin violar las políticas de Apple.

“No puedo darles detalles respecto de los métodos que usamos o cómo evitamos que algunos usuarios cometan fraudes, pero las políticas de Apple no prohiben completamente identificar a los usuarios. Estas sólo estipulan qué tipos de datos podemos recopilar de los teléfonos, los que son usados por nuestro equipo para detectar actividad ilegal o sospechosa”, sentenció en un comunicado.

Así las cosas, no es de extrañar que Uber haya sufrido en 2016 un éxodo de altos ejecutivos, sino también pérdidas por 3 mil millones de dólares.

Queda por ver si la búsqueda de Kalanick de un nuevo jefe de operaciones (COO) puede revertir la mala imagen del servicio de transporte, o si está ya de camino a lo que podría ser su último viaje.