La necesidad implicó que a muy temprana edad, Michael Sayman, tuviera que encontrar alguna forma para ser el sostén económico de su familia. 10 años después su cuenta corriente lo califica como millonario, aunque él cree que sólo es un chico con mucha determinación.

Michael Sayman tenía sólo 13 años cuando salvó a su familia de la quiebra, 17 cuando una de las empresas de tecnología más importantes del mundo lo llamó a sus filas y 25 años, cuando lanzó el libro que cuenta su vida.

Sayman es para muchos la excepción a la regla, sin embargo, es sólo un joven que aprovechó las oportunidades que le brindó la vida y de los momentos de ocios sacó más provecho del que podría haber sacado cualquier chico de su edad.

Aunque parece todo un cuento de hadas, detrás de la historia de este joven de origen peruano-boliviano hay mucho más que un golpe de suerte, la realidad de un inmigrante en Estados Unidos y el estrés de un niño al ver que su familia está a punto de perderlo todo.

Michael Sayman: el niño de la app

Aunque nació en Miami sus orígenes son latinos. Hijo de madre peruana y padre boliviano, vivió una infancia marcada por aparentar ser perfecta, aunque señaló a People que “la realidad es que mi niñez fue un desastre”.

Sus padres mantenían un restaurante de comida peruana en Miami, sin embargo, la crisis del 2008 en Estados Unidos los afectó al punto de casi caer en la banca rota. Ahí fue cuando Michael comenzó a sentir el estrés de la crisis económica y encontró una forma de traer un cheque a la familia que no lo estaba pasando bien.

Era sólo un niño de 13 años cuando decidió que podría crear una aplicación para la tienda de Apple, lo que le generaría ingresos que ayudarían a sus padres en su apuro económico.

Michael era fanático de una particular red social llamara Club Penguin de Disney, un espacio virtual donde niños podían interactuar, aunque su obsesión llegó un poco más allá y decidió modelar el juego tal como él quería inventando una app con toda la información y los trucos de la plataforma. Aunque no lo sabía, estaba aprendiendo a programar.

Su proceso de aprendizaje, sólo búsquedas en internet: “Me fascinaban tanto (los videojuegos) que yo quería modificarlos, buscar el modo de que el juego funcionara a mi manera, y para hacerlo usé internet para ver cómo podía transformarlos en lo que yo quería” declaró a Univisión.

Cuando le contó a sus padres que su app estaba entre las 10 más descargadas de la plataforma, sólo le respondieron: “Qué bien. Ahora déjame dormir y ve a jugar a la habitación o dar una vuelta por ahí”, algo que no le ofendió, pues sabía que no tenían conocimiento de la hazaña que estaba logrando.

Según comentó El País al final de ese mes sus padres entendieron lo que mencionó el chico cuando les llegó un cheque de 5 mil dólares (poco más de 4 millones de pesos) desde Apple. Michael había logrado ayudar a su familia, pero no fue sólo ese mes que llegó el cheque, entre 10 mil y 12 mil dólares (entre 8 y 9.7 millones de pesos) fueron los siguientes cheques y tanto su vida como la de su familia cambiaron radicalmente.

De becario de Facebook a empleado de Google

Cuando ya tenía una app en la mano, decidió que podía ir más allá y lanzó 4Snaps, un juego en línea con múltiples usuarios, que consiste en que un jugador toma fotografías para que su oponente adivinara la palabra que se le había asignado.

“Por ejemplo, si alguien te enviaba imágenes de papas fritas, nachos, alitas de pollo y galletas, tendrías que adivinar la palabra munchies (antojos). Con suerte, las personas se quedarían enganchadas al juego y seguirían jugando con nuevas palabras, enviándose más fotos entre ellas” explicaba.

Bastó sólo 1 año para que la aplicación tuviera millones de descargas y también para que otro genio de la tecnología pusiera sus ojos en él y sobre todo en su talento.

Según contó a Univisión, sólo tenía 16 años cuando un día recibió un correo electrónico en el que señalaban que Mark Zuckernerg, el CEO de Facebook, quería conocerlo.

De esa forma, viajó a California cuando aún era un menor de edad y conoció a Zuckerberg, quien lo convenció de que fuera a las oficinas y se quedara trabajando como becario.

Pasaron sólo unos meses y cuando ya tenía 17 años fue contratado como “Product Manager”, uno de los cargos más codiciados en las empresas de tecnología y sobre todo en Facebook, esto le permitió un cambio radical de vida, desde ganar un sueldo considerablemente alto para alguien de su edad, así como vivir sólo en California, lejos de su familia.

En la empresa de Zuckerberg se enfocó en cómo hacer que las plataformas que dependen de la matriz fueran actualizándose para cada generación y en este caso, para la generación de Sayman, que era un niño frente a sus compañeros de trabajo.

Tras pasar algunos años en Facebook, tomó otra decisión radical y migró a otra compañía: Google, donde mantuvo el mismo cargo, pero ya no con un papel en el comportamiento de las redes para personas de su edad, sino que trabajando en inteligencia artificial.

Michael entró a la empresa para trabajar detrás del desarrollo de Google Home, la plataforma que se encarga de contar con un altavoz para manejar la casa de cada usuario.

Comentaba en su ingreso a la compañía que “el Assistant es una gran oportunidad para que Google baje la barrera de entrada para que los chicos de todas las edades y de diferentes entornos aprendan a programar, y que consideren la programación de una manera que hasta ahora no contemplaban”, consignó El País.

Su paso por Google concluyó este 2021, cuando decidió emprender camino a Roblox, una plataforma de videojuegos en línea que posee un sistema de creación de juegos, donde los usuarios pueden crear sus mundos virtuales a través de sus computadores.

El libro que cuenta su historia

Ser el pilar económico de la familia cuando aún no cumples la mayoría de edad es duro para cualquier adolescente y así lo ve Michael.

Hace sólo unas semanas lanzó al mercado su propio libro “App Kid: cómo un hijo de inmigrantes consiguió un pedazo del sueño americano”, donde cuenta la verdad detrás de sus años en trabajando en la tecnología desde que era un niño, sin tener una vida “normal”.

Comenzó a escribir la obra hace tres años, con el objetivo de inspirar a otros niños que, como él, se puedan desarrollar en la tecnología, aunque eso implique ni siquiera llegar a matricularse en la universidad.

“Pasaba mucho tiempo solo, batallando para socializar con mis amigos en la escuela” considerando que estudiaba en el Colegio de Belén, de los jesuitas, una institución de más de 200 años de antigüedad que forma líderes masculinos en Miami.

La misma escuela que le recomendó que no fuera a Facebook, en California, porque si bien era un gran programador, no tenía notas destacadas y los problemas económicos que acarreaban sus padres no les permitía pagar la colegiatura, por lo que su título peligraba, consigna El Español.

También comenzó batalla que vivió con su propia sexualidad, destacando la ayuda que le brindaron sus compañeros de California cuando contó públicamente que era gay, “Tuve mucho miedo. Temía que los amigos de la escuela me rechazasen. O mi familia. Pero no, lo aceptaron. Y fue increíble. Es un gran progreso”, consignó el medio español.

El joven revivió duros momentos que pasó con su familia, de quienes se convirtió en el sustento económico confesando: “No le pido dinero a mis papás, aquí es al revés”.

Aunque no señala cuál es su salario, si indicó: “Cuando llegué a tener 19 o 20 años, mi cuenta era de millonario”.

“No hay un genio detrás de todo esto”, dice sobre sus triunfos, asegurando que sólo “había un chico promedio con mucha determinación”.