Sarah, una mujer de 36 años logró superar la depresión gracias a un implante experimental en su cerebro que hicieron que “a las pocas semanas, sus pensamientos suicidas desaparecieran“.

Ella sentía que su vida se había vuelto tan limitada que se “sentía torturada cada día”, apenas se movía o hacía alguna cosa “estaba en lo más hondo de la depresión, todo lo que veía era feo“.

Así lo consignó la BBC cuando Sarah describió su diario vivir hasta hace poco más de un año, cuando estaba agotada por la depresión que cargaba ya que ningún medicamento o terapia de electrochoque le había servido.

“Los pensamientos suicidas desaparecieron”

Nada parecía funcionar para la mujer de 36 años ya que “había agotado todas las opciones posibles de tratamiento“, según contó.

Fue en ese momento que se le presentó una oportunidad única, una solución experimental nunca antes empleada en el mundo. Ella aceptó y fue así cómo se convirtió en la primera en probar un nuevo tratamiento.

El experimento constaba en colocarle un dispositivo eléctrico en su cráneo, conectado con cables a su cerebro para poder detectar y tratar la depresión de Sarah.

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Ken Probst | UCSF 2021

Si bien la operación sonaba muy invasiva, la mujer no dudó en tomar la posibilidad de lograr poder tener un poco de alivio.

El procedimiento consistía en introducir bajo su cuero cabelludo una pequeña caja que contenía una batería y que generaba impulsos eléctricos. Luego, se debían abrir pequeños agujeros en el cráneo para colocar cables que dieran seguimiento y estimulación a su cerebro.

Al despertar, Sarah se sintió por primera vez eufórica “cuando el implante fue activado por primera vez, mi vida cambió de inmediato. Volvió a ser placentera. A las pocas semanas, los pensamientos suicidas desaparecieron“, afirmó la mujer.

Un año sin depresión

Luego de su tratamiento, un año más tarde, Sarah sigue sintiéndose bien y, según comentó, no padece de efectos secundarios.

“Este dispositivo ha mantenido mi depresión a raya, permitiéndome ser la mejor versión de mí misma y reconstruir una vida que merece la pena”, afirma.

Según informó la BBC, el dispositivo siempre está funcionando pero solo envía impulsos cuando determina que ella podría necesitarlo. Sarah explicó que no siente nada cuando el dispositivo está activo.

Un tratamiento experimental prometedor

Los datos recopilados de Sarah fueron publicados en un estudio en la revista Nature Medicine. Pese a que todo es bastante optimista, los expertos de la Universidad de California creen que es muy pronto para intentarlo con otros pacientes.

La psiquiatra Katherine Scangos explicó que esta innovación fue posible gracias a que lograron encontrar aquellos puntos del cerebro que generaban la depresión en Sarah.

“Hallamos una ubicación, que es un área llamada estriado ventral, donde la estimulación eliminaba consistentemente sus sentimientos de depresión. También encontramos un área de actividad cerebral en la amígdala que podía predecir cuando sus síntomas eran más severos”, agregó la investigadora.

Scangos también aseguró que aún se necesitan muchas más investigaciones para probar esta terapia experimental y con ello, determinar si se puede o no ayudar a más personas.

No es igual para todos

Todos los cuerpos reaccionan de formas distintas, eso bien lo sabe Scangos, ya que señala que de poder lograr intentar esto con más personas, se realizaría un tratamiento personalizado.

“Tenemos que ver cómo estos circuitos varían de un paciente a otro y repetir este trabajo múltiples veces. Hay que ver si los biomarcadores de un individuo o sus circuitos cerebrales cambian con el tiempo, mientras continúa el tratamiento”, explicó la experta.

“No sabíamos si íbamos a ser capaces de tratar su depresión porque era muy severa. Desde ese punto de vista, estamos muy emocionados con esto. Es algo tan necesitado en este campo en estos momentos”, complementó.

El neurocirujano Edward Chang, quien instaló el dispositivo en Sarah, compartió que esto había sido el primer paso de algo mucho más grande, pero que aún queda trabajo por hacer.

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John Lok, UCSF 2021

“Para ser claros, esto no es una demostración de la eficacia de este enfoque. Esto es solamente la primera demostración de que esta funciona en alguien. Tenemos muchas tareas por delante para validar estos resultados y ver si realmente es algo que logrará convertirse en una opción de tratamiento”, informó Chang.

El experto en neurociencia del University College de Londres, Jonathan Roiser, explicó que este tratamiento sería personalizado y usado en personas con un diagnóstico severo.

“Es probable que si se prueba en otros pacientes, se requieran diferentes lugares de estimulación, ya que los circuitos cerebrales precisos que están detrás de los síntomas probablemente varían entre los individuos“, dijo.

“Dado que solamente ha habido un paciente y no ha habido condiciones de control, queda por verse si estos resultados prometedores se repetirán en los ensayos clínicos”, finalizó.