La leyenda dice que el día de su ejecución en la guillotina en 1793, la reina María Antonieta despertó con su cabello completamente blanco.

Si bien es imposible que su pelo haya cambiado de tonalidad en un periodo tan corto de tiempo, sí es probable que su cabellera se volviera progresivamente más canosa durante el tiempo en que estuvo encarcelada.

De hecho, un reciente estudio realizado por investigadores del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, arrojó que efectivamente el estrés puede hacer que los cabellos se vuelvan grises precozmente.

No obstante, descubrieron que el pelo puede recuperar su color natural en ciertos casos si es que se eliminan los factores de estrés, lo que sorprendió a los científicos, ya que un experimento reciente hecho con ratones sugería que las canas inducidas por el estrés eran permanentes.

“Comprender los mecanismos que permiten que las canas ‘viejas’ vuelvan a sus estados pigmentados ‘jóvenes’ podría proporcionar nuevas pistas sobre la maleabilidad del envejecimiento humano en general y cómo está influenciado por el estrés”, señaló en un comunicado Martin Picard, autor principal del estudio.

“Nuestros datos se suman a un creciente cuerpo de evidencia que demuestra que el envejecimiento humano no es un proceso biológico fijo y lineal, sino que puede, al menos en parte, detenerse o incluso revertirse temporalmente”, añadió.

El investigador señaló que así como los anillos en un tronco contienen información sobre décadas pasadas en la vida del árbol, nuestro cabello contiene información sobre nuestra historia biológica.

“Cuando los pelos todavía están debajo de la piel como folículos, están sujetos a la influencia de las hormonas del estrés y otros factores que suceden en nuestra mente y cuerpo”, sostuvo. “Una vez que los pelos crecen fuera del cuero cabelludo, estas exposiciones cristalizan en una forma estable”, continuó.

Mediante un nuevo método, los investigadores pudieron capturar imágenes sumamente detalladas de pequeños cortes de cabello humano para así cuantificar el grado de perdido de pigmento en cada uno de los cortes.

Específicamente, analizaron cabellos individuales de 14 voluntarios, a quienes se les midieron sus niveles de estrés en un periodo de tiempo.

De esta manera, notaron que algunas canas recuperaban su tono original de forma natural, algo que nunca se había documentado cuantitativamente, según mencionó Picard.

“Hubo una persona que se fue de vacaciones, y cinco cabellos de la cabeza de esa persona volvieron a oscurecerse durante las vacaciones”, expresó.

Para la investigación, los especialistas midieron además los niveles de miles de proteínas en los cabellos, observando cómo estos niveles cambiaban a lo largo de cada cabello.

Fue así como desarrollaron un modelo matemático que sugiere que los cambios inducidos por el estrés en las mitocondrias pueden explicar cómo el estrés vuelve el cabello gris.

“A menudo escuchamos que las mitocondrias son las centrales eléctricas de la célula, pero ese no es el único papel que desempeñan”, enfatizó el líder del estudio. “Las mitocondrias son en realidad como pequeñas antenas dentro de la célula que responden a una serie de señales diferentes, incluido el estrés psicológico”, mencionó.

Cabe señalar que los investigadores plantean que según su modelo matemático, el cabello debe alcanzar cierto umbral antes de volverse gris. En la mediana edad, cuando el cabello está cerca de ese umbral debido a la edad biológica y otros factores, el estrés lo impulsará por encima del umbral y pasará a las canas.

“Pero no creemos que reducir el estrés en una persona de 70 años que ha tenido canas durante años oscurecerá su cabello o que aumentar el estrés en una niña de 10 años será suficiente para inclinar su cabello por encima del umbral de las canas”, cerró Picard.