Aunque ha transcurrido casi un mes desde que se suicidara en su celda del Centro Correccional de Manhattan en Nueva York, el escándalo por los abusos sexuales hacia menores cometidos por el millonario Jeffrey Epstein sigue salpicando su entorno, y no sólo en las finanzas o la política, sino también en la academia.

¿El nombre más reciente en la lista? Joichi Ito, director desde 2011 del prestigioso Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en EEUU, y quien la tarde de este sábado renunciara al cargo, cediendo a las presiones por sus supuestos vínculos económicos con Epstein.

Aunque Ito niega haber tenido conocimiento, un reportaje de la revista New Yorker publicado ayer reveló documentos demostrando que el Media Lab del MIT estaba al tanto de las condenas de Epstein por abuso sexual e incitación a la prostitución de menores cuando recibió donaciones de su parte, por montos cercanos a los 800.000 dólares. Peor aún, la administración de Ito habría intentado ocultar el origen de los fondos, e incluso maquillar las cifras para que no sobrepasaran los límites permitidos por la institución.

“Las acusaciones en el reportaje son de una gravedad tan extrema, que demandan una investigación inmediata, profunda e independiente”, indicó el presidente del MIT, L. Rafael Reif.

Pero la renuncia de Ito no sólo acaece por sus vínculos con Epstein -de quien reconoció haber recibido 1.2 millones de dólares para su fondo de inversiones personal- sino por denuncias de sus propios colegas sobre discriminación e irregularidades en la dirección del Media Lab.

Joi Ito | South China Morning Post
Joi Ito | South China Morning Post

Uno de los principales denunciantes es César Hidalgo, físico y emprendedor chileno, autor del proyecto DataChile, quien formaba parte del Media Lab previo a la llegada de Ito. Hidalgo, quien renunció al MIT para ocupar un cargo en el comité de Inteligencia Artificial (ANITI) de la Universidad de Toulouse, en Francia, usó su cuenta de Twitter la mañana de este sábado para dar a conocer los problemas que enfrentó durante su gestión por el sólo hecho de ser latino.

“Fui permanentemente discriminado y excluido, siendo el único latino”

“Supe acerca de las relaciones de Epstein con el MIT y Joi en el momento en que Joi hizo su disculpa pública (15 de agosto). Me uní al Media Lab antes de que Joi asumiera como director, y tengo algunas reflexiones al respecto que compartir”, inicia el investigador.

“Durante semanas he observado en silencio la situación. Ya no tengo relación con el MIT puesto que acepté una posición de comité en la Universidad de Toulouse. Sin embargo, tras leer el artículo de The New Yorker, siento la responsabilidad de compartir mi experiencia. Tengo muy poco que decir respecto de los vínculos de Epstein con el Media Lab ya que me he ido enterado de todo por las noticias. Pese a ello, tengo algunas cosas que decir sobre el ambiente en que estas cosas ocurrieron, ya que eso puede ayudarnos a entender las condiciones que las permitieron”.

“Estuve ligado al Media Lab por casi una década, primero como asistente y luego como profesor asociado. Dirigía el Grupo de Aprendizaje Colectivo, que tuvo cerca de 20 personas en algún momento. Pero, ¿era yo realmente un miembro de esa facultad?“.

Chidalgo.com
Chidalgo.com

“Por un lado, parecía uno. Publicaba ensayos y proyectos y, en 2018, quedé en 5º lugar entre todo el equipo del Media Lab (senior y junior) en el número de citas recibidas por mis trabajos ese año según Google Scholar. Pero por otro lado, era permanentemente discriminado y excluido. Permítanme compartir con ustedes algunas anécdotas de lo que significaba ser el único latino en la historia del Media Lab del MIT”.

“Algunos años después de que Joi se convirtiera en director, organizó un evento sobre minorías (raciales) en las ciencias. Nadie me invitó y sólo me enteré cuando un miembro de la organización vino a mi clase y me pidió que nos trasladáramos porque la iban a ocupar en el evento”.

“Así es. El único latino miembro del Media Lab del MIT era expulsado de su propia sala de clases para que Joi pudiera realizar su evento de “minorías en la ciencia”. Por cierto, tengo un doctorado en física en caso de que se lo pregunten. Sin embargo durante mi década en el MIT, sólo logré tener dos reuniones personales* con Joi y, cuando las solicitaba, era puesto en una lista de espera durante meses” (*el acceso a las jefaturas en la academia es imprescindible para poder conseguir proyectos y financiamiento).

comillas
“Eso no era un tratamiento equitativo. Recuerdo que un colega le dijo a un comité visitador cuanto les gustaba tener a Joi como director porque podían llamarlo en cualquier momento que quisieran, incluso a mitad de la noche. Eso no era cierto para el único profesor latino en el Media Lab”
- César Hidalgo

“El Media Lab tenía menos de 30 académicos, pero aún así, tenía menos acceso a las jefaturas del que tuvo Epstein. Pero aunque tengo una década de historias para contar en ese sentido, mi intención no es sólo desprestigiar a un líder sobre el que ya se probó su mala praxis. El Media Lab tenía cosas buenas y aprendí muchísimo durante los diez años que pasé ahí. Antes de unirme al Media Lab ya sabía cómo escribir ensayos, pero no sabía cómo preparar productos. Eso fue algo que aprendí allí y estoy muy agradecido por esas lecciones”.

“Aún así, el Lab era un ambiente muy extraño. Un lugar lleno de estrellas pero sin ninguna galaxia. Un lugar rico en capital físico y humano, pero pobre en capital social. Un lugar que era fácil de capturar políticamente por alguien astuto”.

“Recuerdo una junta académica donde una de las docentes senior le pidió a Joi una pequeña cantidad de fondos para realizar un seminario académico. Pero el director tenía su propio “talk show” en el auditorio, el que usaba para invitar a sus amigos (y no para fines académicos). Así que Joi simplemente vetó la iniciativa y le dijo a la junta que enviaran sugerencias a su equipo sobre quienes podían venir al evento que él conducía. La profesora senior quedó notablemente ofendida. Podía percibir su dolor. Y hablamos de una docente de muchas décadas en el Media Lab, con una carrera y publicaciones brillantes”.

Joi Ito a la izquierda | Wired
Joi Ito a la izquierda | Wired

“Sin embargo fue vetada por un “falso académico”* que estaba tratando de construirse una carrera publicando en blogs y usando gente que escribiera por él. Ella se quedó sentada ahí sin nada que pudiera hacer después de aquel intercambio. Todos nos quedamos en silencio. Nos faltaba el capital social para leernos la mirada unos a otros y contraatacar” (*Joichi Ito no tiene título universitario, y su nombramiento en el cargo fue muy debatido en su momento).

“El Media Lab tiene muchos académicos e inventores brillantes, que me dejan en total asombro por sus méritos intelectuales y contribuciones. Pero aunque se promueve a sí mismo como una comunidad, no lo es”.

“Por eso no me sorprendió cuando leí la carta de disculpas de Joi. No me sorprendió no haber sabido nada al respecto ni tampoco que hubiera sucedido. Como les comenté anteriormente, yo era un paria dentro de la plutocracia amigocrática de Joi”.

“Así que creo que ya es hora de cortar el tumor y salvar al paciente. Los estudiantes del Media Lab (antiguos y nuevos) no merecen ser arrastrados en sus carreras debido a los malos comportamientos del director de su director. Ellos sólo son espectadores inocentes. Los académicos no son tan inocentes, pero por ser cómplices de estas acciones (algunos quizá lo fueron), sino porque eran incapaces de controlar las acciones del director ejecutivo del Media Lab. Permítanme explicarles”.

“El Media Lab fue fundado por un hombre de carácter fuerte quien lo dirigió con amor duro y comentarios que se destrozaban el alma. Una personalidad como la de Steve Jobs, por así decirlo. Ese tipo de gobierno determinado podía ser aceptable para un fundador visionario, después de todo, era su idea y su lugar”.

“Pero ese tipo de privilegios y autoridad no deberían ser heredados por un administrador contratado. Luego de que el fundador se fue, el Media Lab debió cambiar de un régimen “presidencial” a “parlamentario”, donde el director respondiera ante los miembros senior de la facultad, no a la inversa. Para hacer eso, los académicos senior necesitaban más capital social entre ellos. Sin él, la captura era inminente. Y bueno, la captura ocurrió y dio paso al comportamiento inaceptable que ahora conocemos”.

“¿Qué seguirá para el Media Lab? No tengo voz ni voto en ello. Mi esperanza es que la gente buena en el Media Lab se unirá. Hay muchas personas grandiosas allá. pero su número se está reduciendo. El Lab ha perdido mucha gente fantástica desde que comenzaron en 2008, y hay una gran brecha generacional”.

“Así que ahora es el momento de que los académicos senior tomen el mando y creen esa comunidad que el Media Lab siempre ha dicho tener, pero que no existe. Estaré feliz de ayudar y contribuir. Aunque el Media Lab me dio una paliza emocional en muchas ocasiones, no estoy muerto. Estoy algo magullado, pero listo para ayudar”.

“Conozco el liderazgo del Media Lab y sé que el cuerpo directivo del MIT estará evaluando esto seriamente. Lástima que sólo sea el inicio de la jornada. El futuro es posible si no caminas solo. Sean fuertes. Hagan lo que es correcto. Han sacado a gente (del MIT) por mucho menos”.