Un grupo de investigadores identificó una anomalía tectónica en el Océano Atlántico, fenómeno que podría acabar con el segundo océano más extenso de la Tierra, juntando poco a poco a Canadá con el continente europeo.

Según recoge el medio español ABC, la zona se halla bajo las costas de Portugal, en dónde se han registrado devastadores terremotos: mientras que en 1969 un movimiento telúrico -junto con un tsunami- acabó con la vida de una docena de personas, en 1755 un fuerte sismo de 8.7º dejó más de 100 mil muertos.

Lo que había mantenido confundidos a los expertos, es que ambos sismos ocurrieron en fondos marinos llanos y estables, alejados de cualquier falla o fractura de la corteza terrestre.

El geólogo Joao Duarte, quien ha estado estudiando el tema durante años, realizó una presentación ante la Asamblea General Europea de Geociencias en Viena, en la que planteó que estos sismos podrían deberse a la laminación, en dos capas diferentes, de una placa tectónica.

Según explicó Duarte, la zona submarina es como “la llanura de Kansas, pero cubierta de agua”. Mientras que en el Cinturón de Fuego del Pacífico, en donde se ubica Chile, los temblores se producen principalmente por la fricción de placas tectónicas, todo indica que en la península Ibérica ocurre lo contrario: en vez de chocar, las placas africana y euroasiática se separan a medida que esta última avanza hacia el oeste.

“Interpretamos esta anomalía como un goteo litosférico causado por la delaminación de la litósfera oceánica. Si este es el caso, es la primera vez que se identifica la delaminación de la litósfera oceánica”, indicaron los investigadores en un resumen de su trabajo.

Tal como consigna ABC, los especialistas hicieron un escaneo completo del lugar imitando ondas sísmicas, mediante un moderno dispositivo que genera ultrasonidos en el fondo marino. Gracias a esta técnica, detectaron una subducción, algo que nunca antes había sido registrado.

Los especialistas creen que en algún momento esta subducción hará que se forme un nuevo supercontinente, lo cual podría ocurrir en unos 250 millones de años.

Cabe destacar que los científicos se encuentran estudiando la zona para obtener mayores datos respecto a lo que está ocurriendo en el lugar.