“¿Qué vino primero, el huevo o la gallina?” es una pregunta que casi todos hemos escuchado alguna vez en la vida, pues se trata de un planteamiento filosófico que existe desde la Antigua Grecia.

Este enunciado se utiliza para estudiar el dilema respecto a que hay eventos (el huevo) que no pueden suceder sin que ocurran otros (la gallina) ni viceversa, como un círculo vicioso.

Dicho planteamiento ahora ha sido ‘resuelto’ por físicos de la Universidad de Queensland (Australia) y del Instituto Néel (Francia), quienes indican que de acuerdo a los principios de la física cuántica, tanto el huevo como la gallina vinieron primero.

Por medio de un comunicado, Jacqui Romero, académica de la universidad australiana, expresó que esta respuesta se basa en que en física cuántica, “los eventos pueden suceder sin tener un orden establecido”.

Para explicarlo mejor, relata lo siguiente: “toma como ejemplo un viaje diario al trabajo. Para ello, utilizarás tanto bus como metro. Normalmente, tomarías el bus primero y después el metro, o viceversa. Pero en nuestro experimento, ambos eventos pueden ocurrir primero“.

“A esto se le llama orden causal indefinido y no es algo que puedas observar en tu vida diaria”, acota.

Para probar su teoría, los científicos hicieron un experimento usando un interruptor cuántico fotónico, un dispositivo donde el orden en que ocurren los eventos -en este caso, las transformaciones en la forma de la luz- depende de la polarización.

A través de este dispositivo, pudieron comprobar que las transformaciones en la forma de la luz no siguen un orden establecido, gracias a que midieron la polarización de los fotones al salir del interruptor.

Pixabay (cc0)
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Otra respuesta a la interrogante

Esta teoría de la física cuántica no es la única respuesta que existe a esta interrogante. Desde la biología, hay científicos que plantearon otra solución al problema.

En 2010, investigadores de la Universidad de Sheffield y Warwick expresaron que probablemente la gallina existió primero, debido a que la formación de huevos sólo es posible por medio de una proteína, que se encuentra en sus ovarios.

De hecho, los científicos sabían de antemano que dicha proteína llamada vocledidin-17 (OC-17) juega un rol fundamental en la formación de los huevos, pero gracias a una nueva tecnología computacional fueron capaces de demostrar exactamente cómo ésta se produce.

La OC-17 actúa como un catalizador que da inicio a la formación de los cristales que crean la cáscara del huevo, uniéndose a partículas de carbonato de calcio, según demostró una simulación computacional. Luego, la proteína cae cuando el núcleo de cristal es lo suficientemente largo como para crecer por sí mismo, liberándola para comenzar de nuevo el proceso.

Es en medio de esta acción que se forman las cáscaras de huevo, luego de que dicha operación se lleve a cabo reiteradas veces en un período corto de tiempo, como informó en ese entonces Adelaide Now.