Este domingo concluyó en Israel un experimento de simulación de vida en Marte, cuyo objetivo es el de comprender el impacto psicológico que tendría una misión de este tipo en los astronautas y analizar potenciales dificultades.

Bautizado como D-MARS, el proyecto -que se extendió por cuatro días- fue impulsado por la Agencia Espacial de Israel y se llevó a cabo en una estación en el desierto de Mitzpé Ramon, en el Negev, al sur del país.

Para salir de la base los participantes sólo podían hacerlo con trajes espaciales, y no tuvieron contacto de ningún tipo con personas ajenas a la iniciativa.

Tal como recoge el periódico The New York Times, en estas instalaciones cerradas los investigadores estuvieron a cargo de efectuar tareas similares a las que tendrán que hacer quienes lleguen al planeta rojo.

Menahem Kahana | AFP
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Debido al objetivo del experimento, ningún detalle fue descuidado, ni siquiera la dieta. De hecho, la comida fue exactamente la misma a la que puede llevarse en las misiones espaciales.

Cabe señalar que Mitzpé Ramon fue escogido por las similitudes que mantiene con Marte, en términos de su estructura de suelo, aridez, asentamiento y aislamiento.

Menahem Kahana | AFP
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Sin embargo, otras condiciones presentes en el segundo planeta más pequeño del Sistema Solar debieron ser descartadas, como la temperatura (en Marte puede llegar a los 140 grados bajo cero). Tampoco se consideraron la falta de oxígeno y radiación.

Los integrantes del proyecto D-MARS fueron el investigador Hilel Rubinshtein, la fundadora de la Sociedad Israelí de Marte Reut Abramovitz, el experto en Física Nuclear Guy Ron, la instructora de paseos astronómicos Jackeline Py, el arquitecto Alon Shikar y el guía de turismo Nadav Kushnir.

Menahem Kahana | AFP
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Proyecto similar en Omán

Paralelamente, y desde principios de mes, se lleva a cabo un proyecto similar en Dhofar, Omán, en donde 5 astronautas viven tal como si lo estuvieran haciendo en Marte.

El estricto protocolo de simulación de la misión, llamada llamada Amadee-18, incluye desfase en las comunicaciones que provocarían los 225 millones de kilómetros entre la Tierra y Marte: cada mensaje enviado a la base de control ubicada en Innsbruck, Austria, se demora 10 minutos en llegar.

Los participantes son los encargados de desarrollar 16 experimentos en diversas áreas, como salud física y psicológica, logística, geología, botánica o tecnología.

Karim Sahib | AFP
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Las expectativas son altas, y no es un secreto que el reciente éxito de SpaceX con el lanzamiento de su cohete Falcon Heavy fue un factor decisivo.

Según declaró al medio norteamericano ABC News Kartik Kumar, uno de los astronautas, eso “nos puso en una situación completamente diferente acerca de lo que podemos llevar al espacio profundo, lo que podemos enviar a Marte”.