China dio este viernes otro paso en su conquista del espacio con el regreso de su nueva nave espacial, lanzada días atrás sin tripulación, un éxito que le permite empezar la futura construcción de una estación espacial.

El módulo de regreso a la Tierra de la nave se posó “con éxito” a las 13:49 locales (01:49 hora chilena) en el norte del país tras dos días y 19 horas en órbita, indicó la agencia china a cargo de los vuelos tripulados (CMS).

Los medios oficiales publicaron una imagen de la caída del aparato amortiguada por tres paracaídas. El principal objetivo de esta nueva nave es trasladar a astronautas hacia la futura estación espacial y efectuar vuelos tripulados en el espacio.

“Esta misión es un éxito rotundo”, estima Jonathan McDowell, astrónomo del centro Harvard-Smithsonian en Estados Unidos, para quien “a largo plazo, dará a China el potencial de enviar astronautas al espacio profundo, quizás un día a la Luna”.

La nave fue lanzada el martes mediante un cohete Larga Marcha 5B, el más potente usado hasta la fecha por China y que permitirá transportar los elementos de la futura estación, cuya construcción se prevé entre 2020 y 2022.

La estación bautizada Tiangong (“Palacio celestial”) tendrá tres partes: un módulo principal de casi 17 metros de largo (lugar de vida y trabajo) y dos módulos anexos (para investigaciones). Su aspecto será similar a la antigua estación rusa Mir.

Desde la década de 1990, China ha lanzado varias naves espaciales Shenzhu, construidas sobre el modelo de los Soyuz soviéticos y luego rusos.

La nueva nave china que regresó el viernes se considera más segura y con mayor resistencia al calor para el reingreso en la atmósfera.

El vehículo puede transportar hasta seis astronautas, en lugar de tres, y al ser además parcialmente reutilizable abre nuevos horizontes al programa espacial tripulado chino.

El objetivo es que la nave pueda efectuar misiones más lejanas en el espacio, viajes que necesitan mucha más velocidad y una mayor protección frente a las temperaturas extremas.

Para Andrew Jones, especialista del programa espacial chino en el sitio web SpaceNews, el “exitoso retorno” refleja que Pekín se toma “en serio el envío de astronautas más allá de la órbita terrestre baja”, la zona de hasta 1.500 o 2.000 km sobre el nivel del mar donde se hallan las estaciones.

Robot en Marte

“China tiene ahora capacidades similares en términos de vuelos espaciales tripulados a las de Rusia y Estados Unidos”, estima Chen Lan, analista para el sitio web especializado GoTaikonauts.com, aunque Estados Unidos sigue siendo el “número uno”.

El regreso sin problemas de esta nueva nave tranquiliza a los responsables del programa espacial chino, después de que una cápsula experimental se desintegrara el miércoles al volver a la Tierra, debido a una “anomalía”, según la CMS.

China, que está invirtiendo miles de millones de euros en su programa espacial, ha puesto en órbita numerosos satélites, por cuenta propia o de otros países.

A principios de 2019, se convirtió en la primera nación en descender una sonda en la cara oculta de la Luna.

El gigante asiático prevé también lanzar una sonda a Marte en 2020. El objetivo es que aterrice en el planeta rojo y trasladar allí un pequeño robot con control remoto.

Pekín espera también enviar una misión tripulada a la Luna dentro de diez años.