La sonda japonesa Hayabusa2 provocó este viernes una explosión por encima del asteroide Ryugu para generar un cráter y así recoger muestras de polvo que permitan estudiar el subsuelo de este cuerpo interestelar, que data de la formación del sistema solar.

El impactador, como lo denominan los responsables de la misión, aparentemente explotó tal como estaba previsto, 40 minutos después de haber sido enviado por encima de Ryugu, para proyectar violentamente una masa de cobre sobre el asteroide.

El choque con el asteroide fue efectivo, explicó en rueda de prensa un responsable de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (Jaxa), Yuichi Tsuda, aunque sin confirmar de momento la creación de un cráter.

Según Jaxa, Hayabusa2 funcionaba normalmente tras el momento previsto de la deflagración.

Es una misión peligrosa pero “está motivada por el fuerte interés de ver lo que se esconde en el subsuelo de este asteroide”, dijo uno de los responsables, Takashi Kubota.

Hayabusa2 debe regresar en dos semanas cerca de Ryugu e incluso posarse brevemente en el cráter para obtener muestras.

En febrero, Hayabusa2 logró posarse brevemente sobre el asteroide Ryugu, lo que le habría permitido recolectar muestras de polvo. Esta vez, se trata de recoger elementos más profundos del asteroide.

La aventura de Hayabusa2, de un costo de alrededor de 30.000 millones de yenes (270 millones de dólares), comenzó el 3 de diciembre de 2014, cuando la sonda inició un largo periplo de 3.200 millones de kilómetros para llegar a Ryugu, que se encuentra a 340 millones de kilómetros de la Tierra, ya que es imposible ir en línea recta.

La sonda necesitó exactamente tres años y 10 meses para llegar a su destino: en junio de 2018 se estabilizó a 20 kilómetros de Ryugu, un asteroide en forma de diamante, que data de la formación del sistema solar.

Se cree que el asteroide cuenta con grandes cantidades de materia orgánica y agua de hace unos 4.600 millones de años, cuando se creó el sistema solar.