Los científicos del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, quedaron consternados al percatarse que una estrella ubicada a 11 años luz de la Tierra estaría enviando ondas de radio.

Según informaron, su procedencia está en el cuerpo celeste que brilla 2.800 veces menos que el Sol, denominado Ross 128, ubicado en un cúmulo de estrellas rojas.

Fue el pasado 10 de mayo cuando los investigadores se percataron de la situación tras observar por un mes el espacio, mediante uno de los mayores radiotelescopios del mundo. El descubrimiento podría aportar información sobre el tipo y la cantidad de radiación que emiten estas ‘enanas’.

De acuerdo a la explicación, las señales eran una serie de pulsos “casi periódicos”, similares a las que emiten los satélites puestos en órbita desde suelo terrestre.

El astrobiólogo de la Universidad de Puerto Rico a cargo de los estudios, Abel Méndez, especificó a ABC que “el campo de visión del observatorio de Arecibo es lo suficientemente amplio, por lo que existe la posibilidad de que las señales no fueran causadas por la estrella, sino por otro objeto que estuviera en la misma línea de visión”.

Asimismo, manifestó que “es poco probable que las señales fueran enviadas por extraterrestres”, aunque aseguró que la probabilidad no podía descartarse.

¿Quién las envía?

Para los científicos habrían cuatro teorías respecto de las causas de las señales.

Según dijeron, podría tratarse de emisiones de llamarada Tipo II de la estrella, aunque éstas, en general, ocurren en frecuencias mucho más mínimas. En tanto, la dispersión de las señales sugieren que provendrían desde la atmósfera del cuerpo.

Por otro lado, sostienen que podrían venir de otro objeto que se ubicaba en el mismo campo de visión que Ross 128. No obstante, los estudiosos aseveraron que la cantidad de objetos en el mismo campo es muy inferior.

En la misma línea, se trataría de un “fogonazo” del motor de un satélite científico de origen terrestre, aunque esta situación no se ha presenciado nunca.

La última teoría hace referencia a que las señales tienen origen extraterrestre, “una cuestión que no puede descartarse”. “Tenemos aquí un misterio abierto, y las tres explicaciones principales son, en estos momentos, tan válidas como cualquier otra”, explicó Méndez.

De todas formas, los investigadores continúan trabajando y ya consiguieron por más tiempo el Observatorio puertorriqueño. Mientras, grupos del Seti (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) de California ya están al tanto del suceso, por lo que podrían ponerse a trabajar por su cuenta.