Las empresas de alta tecnología se dedican a los vehículos autónomos pero, a la espera de poder mejorar sus principales características, se centran en “la experiencia que tienen los usuarios” de esos autos, diseñados cada vez más como extensiones de nuestra vida digital.

Los fabricantes automovilísticos y compañías de alta tecnología afinan los sistemas de piloto automático y de seguridad, pero, mientras siguen tratando de lograr una autonomía completa para los vehículos, intentan convertir esos coches en lugares de vida, de trabajo y de comunicación.

Muchos de los avances conseguidos en materia de comodidad, seguridad y diversión se han podido ver en el CES de Las Vegas, la mayor feria de electrónica de consumo del mundo, que acaba de cerrar sus puertas.

Byton, un fabricante de coches eléctricos instalado en China, tiene previsto vender sus primeros vehículos este año. En la ciudad estadounidense presentó una berlina con una pantalla de 48 pulgadas (más de 1,21 metros) que cubre el ancho del salpicadero y permite ver películas, leer los mensajes electrónicos y navegar por internet.

Max Pixel
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Este abanico de opciones sólo estará disponible cuando el automóvil esté en modo autónomo o detenido, por motivos de seguridad vial.

El auto de Byton utilizará el reconocimiento facial, una de las tecnologías de moda, para personalizar la experiencia de los conductores y de los pasajeros, a los que el vehículo propondrá escuchar su música favorita y sugerirá determinados restaurantes y trayectos.

“El coche puede convertirse en la herramienta más importante de su vida digital”, considera Carsten Breitfeld, cofundador y director ejecutivo de Byton, que estuvo en el CES.

Empatía y emoción

Gawain Morrison, el cofundador de la empresa británica de inteligencia artificial Sensum, señala que el factor humano se ha convertido en algo fundamental para el sector automotor.

Ya no sólo se trata de llevar a las personas desde un lugar a otro. “La nueva generación (de autos) debe ser capaz de interactuar con los humanos”, dice. “Hay que ser capaz de entender el estado de la persona en cualquier momento del viaje”.

CONTEXTO  | Agencia Uno
CONTEXTO | Agencia Uno

Con su socio francés, el fabricante de componentes Valeo, Sensum trabaja en una tecnología denominada “empathic mobility tech” (tecnología de la movilidad empática).

El fabricante surcoreano Kia creó un sistema similar llamado READ, o “real-time emotion adaptive driving” (conducción evolutiva que se adapta a la emoción en tiempo real). Esa tecnología comprueba las emociones del conductor al estudiar las expresiones de su rostro o su ritmo cardiaco.

La empresa alemana Continental reveló por su parte un sistema capaz de detectar si un conductor no está concentrado en la carretera o si está soñoliento, lo que se ajusta a las recomendaciones de la Unión Europea. El sistema emitirá una alarma visual y hará vibrar el asiento o el volante en caso de peligro.

Otras empresas presentaron la “cabina del futuro”, disponible para los vehículos tradicionales o los coches autónomos.

Visteon, exunidad de Ford que fabrica componentes, creó una unidad de control electrónico, información y entretenimiento.

Las compañías van a proponer “cabinas de transición” para ayudar a la gente a entender lo que pasa en modo autónomo.

“Es necesario que los ocupantes (del vehículo) confíen en el sistema”, explica Upton Bowden, director de nuevas tecnologías en Visteon. “Un desconocimiento de los sistemas crea una especie de malestar”.

Según él, esos sistemas pueden resultar especialmente útiles para los coches autónomos compartidos, permitiendo personalizar la utilización gracias a la tecnología de la nube.

El coche “reconocerá quiénes somos y se encargará del pago por reconocimiento facial”, explica. Además, “podrá ir de forma instantánea a su nube y buscar sus estaciones de radio favoritas”