Uno de los principales problemas que enfrenta actualmente la sociedad chilena es que existe una gran desigualdad de género. Esto no es algo único de nuestro país, sino que se trata de un problema generalizado en muchas naciones del mundo. No obstante, en nuestro territorio suele ocurrir de manera aún más marcada que en otras partes.

Y no estoy hablando sólo de desigualdad laboral. Está claro que en Chile se discrimina a las mujeres a la hora de otorgarles salarios más bajos que a los hombres en los mismos cargos, o cuando ni siquiera se les considera para ocupar altos puestos en las empresas. Sin embargo, no es lo único que deben soportar las chilenas.

También existe esa mal llamada discriminación “positiva”, un término que ni siquiera debería utilizarse porque la discriminación nunca es positiva ni negativa. Es simplemente discriminación y no debería existir en ninguna forma.

Muchos hombres le sacan en cara a las mujeres que presuntamente sólo se quejan cuando la situación es perjudicial para ellas, pero que se quedan calladas cuando les beneficia, o sea, cuando es discriminación “positiva”. Lo que no saben es que muchas de nosotras también odiamos esa discriminación “positiva”, porque aunque sea supuestamente beneficiosa o incluso sea realizada con buena intención, implica que no nos están tratando como a un igual.

No, no me gusta cuando un hombre me da el asiento en una micro sólo por el hecho de ser mujer, como si mi sexo fuese tan débil que no pudiésemos soportar 10 minutos paradas. No, no me gusta cuando un hombre me sostiene la puerta e insiste en que yo entre primero, aunque yo no quiera, como si no fuese capaz de abrir una mísera puerta por mí misma. No, tampoco me gusta que los hombres siempre asuman que queremos que hagan estas cosas por nosotras.

Aunque a algunos les parezca exagerado, la razón por la que me molestan estas situaciones triviales en que se discrimina “positivamente” a las mujeres, es porque me demuestran que los hombres en general no nos ven como iguales, sino que nos ven como alguien más débil y, por consiguiente, inferior. Muchos lo hacen de manera inconsciente y sin mala intención porque fueron criados de esa manera, pero son costumbres que me hacen sentir incómoda a diario y que desearía que fuesen eliminadas. Porque estoy cansada de que todos los días la sociedad trate de hacerme sentir inferior.

Y menciono todo esto para criticar la última forma de discriminación “positiva” que se ha puesto de moda en Chile y que me ha dado vergüenza ajena: no puedo creer que en vez de conmemorar el Día Internacional de la Mujer con actos que promuevan la igualdad de derechos entre las personas, en nuestro país la fecha se “celebre” con descuentos masivos en las tiendas, como si fuese una fiesta comercial cualquiera.

Ya no espero nada de Chile en temas de igualdad de género y aún así me sigue decepcionando.

Ayer, martes 7 de marzo, fue cuando me di cuenta de que lo estaba pasando. Encendí el televisor para ver un programa de televisión y me llevé una de las peores sorpresas cuando, en las tandas comerciales, empezaron a aparecer sin parar avisos publicitarios de multitiendas anunciando gigantescos descuentos que habrían el 8 de marzo para “celebrar” el Día Internacional de la Mujer.

Luego, al abrir mi cuenta en Facebook comencé a ver publicidad similar en todas partes y no sólo de multitiendas, sino también de locales más pequeños que contaban los descuentos que habrían este miércoles, e incluso de bancos ofreciendo créditos a sus clientas para conmemorar el Día de la Mujer. Sí, de verdad, hay bancos que ofrecen créditos especiales para mujeres por el 8 de marzo.

¿Alguien podría explicarme qué diablos tiene que ver el Día Internacional de la Mujer con comprarse ropa y artículos para la casa? ¿A qué nivel de mediocridad hemos llegado?

En años anteriores había visto que algunas tiendas ofrecían descuentos por la fecha, pero creo que ahora ya se ha alcanzado un nivel ridículo.

Esto no es algo para la chacota. No es que yo esté siendo “cuática”. Lo que el comercio está haciendo, y de lo que muchos no se están dando cuenta, es que se está apropiando de una fecha destinada a promover algo tan importante como la igualdad de derechos entre todos los seres humanos, para convertirlo en una ocasión más para ganar dinero de forma desmedida.

Y de este modo, la élite empresarial logra que se quite el foco de atención de lo que es verdaderamente importante, la razón por la cual existe un Día de la Mujer: para defender a las mujeres que están siendo discriminadas a diario en todo el mundo, tanto en el aspecto laboral como en su vida diaria. Para terminar con la maldita desigualdad de una vez por todas.

No, las mujeres no queremos que nos den descuentos en ropa durante el Día de la Mujer. Lo que queremos es que dejen de pagarnos sueldos inferiores en comparación a nuestros colegas hombres que hacen el mismo trabajo que nosotras. No, las mujeres no queremos que nos den un crédito con menor tasa de interés por el Día de la Mujer. Lo que queremos es que dejen de acosarnos en la calle. No, no queremos comprar un perfume con descuento. Queremos que dejen de violarnos y matarnos.

El Día de la Mujer es algo serio, la violencia contra la mujer es un problema grave en Chile y el mundo que cada año cuesta cientos de vidas. NO es una fiesta comercial, no es una oportunidad para que los empresarios se sigan llenando los bolsillos con nuestro dinero, no es algo sin importancia.

Ya basta. Entiendan que las mujeres no queremos que en este Día de la Mujer nos feliciten por ser lindas y sumisas, y nos regalen flores para dejarnos contentas. Lo único que queremos que nos den los derechos que merecemos.