La semana pasada, en Estados Unidos se informó oficialmente la extinción de una de las aves más características y queridas por los niños. El pájaro carpintero de pico de marfil, del tamaño de un loro, con su capucha colorada y su cómico canto por el que lo llamaban también el “Pájaro Loco”, que taladraba la corteza de los árboles con su recio pico marfileño para sacar los bichos que se enquistan allí. Con eso, aliviaba al árbol de sus plagas, a la vez que se ganaba un almuerzo muy nutritivo.

Ahora ya no queda ninguno. Ni silvestre ni cautivo. Todos murieron. Ya ningún niño escuchará su golpeteo en el bosque ni su risueño canto juguetón. Y cuando la mamá o la abuela les cuente sobre el pájaro carpintero de capucha roja, quizás ellos creerán que sólo son dulces invenciones, como las hadas, el viejito pascual y los angelitos de la guarda.