Sin ninguna excepción. Desde los más remotos países hasta aquí mismo, una especie de pandemia ha enfermado a casi todo el mundo con un mismo síntoma: una compulsión a hacer cualquier cosa, por inmunda que sea, si con ello se puede ganar plata.

Todos sabemos que ese síntoma es desquiciamiento, es una confusión mental enfermiza… Pero, desde la afligida África hasta la orgullosa Europa, en estos momentos las noticias dan cuenta de una ola repugnante de corrupción que está convirtiéndose en tsunami. Y en una proporción demasiado grande, esa corrupción se expresa a través de las fuerzas policiales.