El jueves pasado, 4 líderes disidentes de las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, anunciaron que vuelven a tomar las armas, luego de que el gobierno de Iván Duque traicionara los compromisos del acuerdo de paz suscrito el 2017 por los guerrilleros con el entonces presidente de Colombia Juan Manuel Santos.

Los jefes guerrilleros disidentes eran Iván Márquez, Jesús Santrich, el Paisa y el Romaña.

Pocas horas después de aquel anuncio, el presidente Duque, en tono triunfal, anunciaba que ya las tropas colombianas habían dado muerte a 9 de los disidentes rearmados, y prometió que así matarían a todos los disidentes que vuelvan a tomar las armas.

Quedaba entonces bien claro que el gobierno tenía preparado de antemano un operativo para liquidar a esos exguerrilleros, bajo alguna justificación.