Entre el miércoles y el viernes un estruendo de noticias, publi-noticias, falsi-noticias y propaganda neta, nos tuvo a los latinoamericanos convencidos de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, estaba siendo derrocado y que un casi desconocido diputado llamado Juan Guaidó había asumido el poder bajo el título de presidente Interino” del país, proclamado por el secretario Almagro de la OEA, con apoyo total del gobierno de Estados Unidos, y por último, declamado teatralmente, también por el propio Guaidó.

Pero ya al anochecer del viernes estaba claro que el presidente Nicolás Maduro seguía firme en su cargo, aunque bastante afectado por los remezones y un ensayo de movilizaciones callejeras violentas de la oposición que habían dejado un saldo de 20 muertos y unos 300 detenidos…casi tantos como los detenidos en Francia en los mismos días, durante las protestas contra el gobierno de Macrón.

Hasta las primeras horas de este domingo, el clima de Golpe de Estado se había disipado ya, dejando lugar a una serie de situaciones sin precedente, rayanas en el absurdo y el ridículo, pero que de una u otra forma tendrán que resolverse.

La verdad es que la arremetida de Estados Unidos y sus obedientes sacristanes latinoamericanos quedó paralizada casi por completo en el país, dejando en evidencia la triste realidad de que no tenían un Plan B para el caso de que el gobierno bolivariano de Venezuela pudiera resistir.

Pero… ¿Es realmente sólo eso lo que ocurrió esta semana en los sacudones venezolanos? Las noticias especializadas y los mapas del mundo están mostrando que hay otras cosas más allá del supuestamente “sublime anhelo” de Washington por llevar democracia, justicia y prosperidad a todos los rincones de nuestro planeta

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