La Asamblea Nacional de Venezuela, suspendida de sus funciones por fallo de la Corte Suprema, realizó su primera sesión para elegir su presidente. El elegido fue el diputado Juan Guaido, de la más fiera y derrotada oposición al gobierno socialista que preside Nicolás Maduro.

La sala de plenario sólo estaba a medio llenar, pues no participó ninguno de los diputados gobiernistas, además de unos 30 de los propios opositores. En su primer discurso, el diputado Juan Guaido reiteró su intención de impedir que el presidente Maduro asuma nuevamente su cargo, el próximo jueves 10 de enero, tras su triunfo en las elecciones del 20 de mayo pasado.

Simultáneamente, en Perú, se reunían los países miembros del Grupo de Lima, que reúne a 14 repúblicas americanas, incluyendo a Canadá y al flamante ministro de exteriores, Ernesto Araujo, del gobierno de Brasil; y el viceministro de Exteriores, Maximiliano Reyes, del nuevo gobierno de México, que preside Andrés Manuel López Obrador.

La mayoría casi absoluta de los concurrentes postulaban nada menos que desconocer las últimas elecciones presidenciales de Venezuela, y exigirle al presidente Maduro que no asuma la presidencia y, en cambio, que le entregue el gobierno a la Asamblea Nacional pues según ellos, es el único organismo constitucionalmente válido.

La estrambótica exigencia, en la que lamentablemente Chile participó, no alcanzó la unanimidad requerida, por la negativa de México a lo que calificó como una “irreflexiva intromisión” en la política de un país soberano y hermano.