Mientras se recomponen las fuerzas estratégicas antagónicas de los dos globalismos en pugna por el mundo, dos noticias de tecnología militar impactaron al planeta en este final del año 2018. Una fue la prueba final realizada en Rusia del nuevo misil hipersónico Avangard, con capacidad de llevar ojivas nucleares.

Los misiles utilizados en la prueba no sólo mostraron asombrosa precisión. Además alcanzaron una velocidad de Mach 27. Es decir, más de 33 mil kilómetros por hora.

De hecho, el jueves recién pasado, 27 de diciembre, los más altos jefes de las fuerzas armadas de Estados Unidos admitieron que no disponen de medios de defensa para interceptar esos misiles.

Entrevistado por la revista National Interest, el general John Heyten, jefe del Comando Estratégico de Estados Unidos, dijo sobriamente: “No contamos con defensa alguna que pueda interceptar esa arma”.

La otra noticia fue el desarrollo en China de un nuevo misil capaz de llevar ojivas nucleares también, y que puede dispararse desde submarinos sumergidos.

Este nuevo misil tiene un alcance de 5.600 millas, y alcanza una velocidad de Mach 6. Disparado desde el puerto chino de Shanghai, alcanzaría hasta Honolulu, en Hawai. Pero los submarinos pueden dispararlos desde cualquier punto cercano a la costa americana, y sus efectos serían de terrible destrucción en las ciudades de Estados Unidos.

En ese contexto, ¿cuál podrá ser la nueva estrategia del imperialismo globalizador neo liberal para enfrentar la tesis globalista socialdemócrata, por decir de alguna manera?

Ya hasta la muy conservadora y neoliberal agencia noticiosa Deustche Welle, del gobierno alemán, se preguntaba esta semana: “¿Podrían la Naciones Unidas funcionar como gendarmes de la paz y el derecho en el planeta?”

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