En los últimos días los hombres de ciencias han estado dando a conocer varios descubrimientos y desarrollos teóricos tremendamente importantes. Por ejemplo, en el gran acelerador de partículas europeo, en Francia, durante varios segundo lograron producir temperaturas de varios millones de grados, o sea comparables con la superficie de nuestro sol.

Con ello están dando nuevos pasos en la búsqueda de la función nuclear, el proceso atómico que se produce al interior de las estrellas, donde diversos elementos se transmutan unos en otros, fundiéndose y transformándose a partir del núcleo de sus átomos y liberando en el proceso una cantidad de energía inimaginablemente enorme.

Si en nuestro planeta se consiguiera producir fusión nuclear, dispondríamos de un abastecimiento de energía prácticamente ilimitado, que haría innecesario quemar combustible para mover todas y cada una de las máquinas que se nos antoje, desde lavadoras hasta robots super inteligentes, pasando por buques inmensos, ferrocarriles, aviones gigantes y gran número de automóviles.

Simultáneamente, en ciertas grandes universidades secretas de China y en la ciudad de Akademgorodok del oriente de Rusia, en estos momentos hay más de 100 mil investigadores científicos junto a otros tantos profesores y más de dos millones de estudiantes disciplinados y conscientes de ser la aristocracia intelectual de nuestra especie humana.