Decenas de miles de personas se han tomado las calles entre el jueves y el sábado en Estados Unidos, en protesta por la seguidilla de asesinatos y homicidios por exceso de fuerza, perpetrados por la policía contra personas de raza negra que estaban desarmadas.

Y fue durante una de esas protestas, en Dallas, Texas, a corta distancia del lugar donde asesinaron al presidente John Kennedy, que se produjo la peor matanza de policías. 5 policías muertos y 8 malheridos a balazos. El autor fue un joven veterano de guerra, Micah X Johnson, de 25 años, con varias condecoraciones ganadas en Afganistán por méritos en el campo de batalla entre 2013 y 2014.

La noticia le llegó al presidente Barack Obama cuando se iniciaba la Cumbre de la OTAN, en Varsovia, y le informaron, además, que el candidato presidencial Donald Trump había señalado que la matanza era una prueba de la peligrosa división que está cundiendo en el seno de toda la nación estadounidense.

Por supuesto, Obama se apresuró a afirmar, en términos emocionados, que es falso que los estadounidenses estén agriamente divididos, no, y que los hechos de violencia que se han sucedido con brutal frecuencia, no son sino la obra de individuos descarriados, con sus mentes enfermas y con fácil acceso a las armas de fuego.

Sin embargo, como desmintiéndolo, antes de ayer y ayer hubo nuevas muchedumbres abarrotando las calles en Nueva York, Atlanta, Filadelfia, San Francisco, Fenix, Fergusson, Missouri y Minnesota, en protestas muy intensas, que en muchos casos fueron repelidas por la policía que utilizó no sólo bombas lacrimógenas sino gas pimienta, además de las consabidas cargas utilizando tasers, bastones electrocutantes, y bombas ensordecedoras.

Se reportó que fueron detenidas alrededor de 300 personas hasta ahora.

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