Una interesante paradoja caracteriza a esta coproducción de Matucana 100 sobre un texto de la joven dramaturga suiza Katja Brunner, premio a la Mejor Obra 2013 del festival de dramaturgia contemporánea de Mülheim (Alemania).

Porque una historia que por su tema y naturaleza tiene una sensibilidad a flor de piel, se traspasa a escena en un formato severo que, con frialdad casi científica, describe una situación sexual obsesiva de un padre sobre su hija.

No significa que la opción de la directora Heidrun Breier deje de valorar las emociones y sentimientos involucrados en una relación incestuosa y de poder abusivo.

Sólo que el espectador debe buscarlos y encontrarlos al interior de las abundantes palabras que el elenco transmite, en sus inflexiones y, sobre todo, en la fuerza de los hechos que se relatan.

Alexis Mandujano
Alexis Mandujano

La obra narra la obsesión de un padre con una hija, incluso desde antes de su nacimiento, si se interpreta la voracidad con que actúa y la ruptura de ciertas convenciones morales que provoca.

Una conducta que genera una relación amorosa, sensual y genital con una niña que madura de manera precoz y una madre que ve en ella a una rival.

En este sentido, la obra pone temas muy vigentes en el debate social sin tomar partido, como si fuera una materia que se debe observar desde todos los ángulos para entenderla, sin dogmas ni prejuicios.

Traducida por Carla Imbrogno, la obra tiene un elenco integrado por Néstor Cantillana, Álvaro Espinoza, Macarena Teke, Gonzalo Muñoz y el cantante Felipe Pérez.

Voces potentes

Esta propuesta opta por una narración coral, a través de un elenco que va describiendo lo que piensan, dicen y hacen o dejar de hacer los personajes, sin escenificar esas acciones.

Una opción compleja, con la teatralidad y las emociones tan contenidas, que deja que recaiga la generación del interés y las expectativas por la historia, principalmente, en la calidad de las voces del elenco y en sus finas inflexiones.

En realidad, el recurso vocal tiene la responsabilidad de exhibir el mundo interior que mueve a los protagonistas del relato, con las trazas de crueldad y amor filial que también están presentes.

Al mismo tiempo, las voces transmiten la rivalidad en ciernes, el desprejuicio moral que se postula, incluso, la posibilidad de considerar el incesto como parte normal de una realidad multifacética.

Y como las voces nunca están huérfanas, se apoyan en el gesto corporal que se involucra, concordante con el tipo de relato por el que se optó: expositivo y efectivo.

Aunque la obra no propone conclusiones, deja flotando la existencia de una relación abusiva de poder entre una niña y sus padres, más allá de la percepción de normalidad que deambula.

De otro modo, la pequeña hija no sentiría en su adolescencia la sensación de ser responsable de originar y provocar la situación extrema que protagoniza.

Matucana 100. Espacio Bunster. Jueves a sábado, 21.00 horas; domingo, 20.00 horas. Entrada general $ 6.000; estudiantes, tercera edad y jueves popular $ 3.000. Hasta 5 de agosto.