Las memorias de una poetisa y cantante que llegó con lo puesto a Nueva York

Qué cosa más entretenida leer sobre músicos y artistas. Patti Smith, poetisa y rockera emblema, con una prosa sencilla, íntima, particular, centra su memoria en los años del descubrimiento de su vocación y habla sobre sí misma con la misma soltura que de su compañero de ruta, el fotógrafo y artista visual Robert Mapplethorpe, en Éramos unos Niños. Sí pues, tenía apenas 18 años cuando llegó a mendigar a Nueva York a fines de los sesenta.

Son 296 páginas que citan a músicos que conocemos (desde Jimi Hendrix, Jim Morrison y Janis Joplin hasta John Coltrane y Lou Reed), a artistas de los que hemos escuchado hablar (Jackson Pollock, Allen Ginsberg, Gregory Corso) y a lugares míticos que cualquier persona que conozca algo sobre el rock o la poesía sentirán cercanos.

Es una autobiografía repleta de momentos crudos, parchada con reflexiones sobre qué hacer para elegir el camino del artista. En eso, Patti Smith hace un manifiesto repleto de amor y admiración por otros y, finalmente, por su propia obra.

La pregunta queda ahí cuando terminas de leer el libro: ¿a cuánto de ti renuncias cuando eliges lo que harás el resto de tu vida? Un texto inolvidable. Puro amor. Léalo con Google al lado y descubrirá un manual sobre el arte y el rock de fines del siglo XX.

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