Con esta frase, el abogado que trabajara en la Vicaría de la Solidaridad desde principios de 1974, sintetiza el espíritu de dicha institución de defensa de los Derechos Humanos y de sus trabajadores en plena dictadura.
A propósito de la declaración de los Archivos de la Vicaría de la Solidaridad como Monumento Nacional en forma unánime por el Consejo de Monumentos Nacionales, el abogado habla de dicha institución.
“Nunca encontraron a la Vicaría de la Solidaridad en algo falso”, afirma Garretón para ejemplificar la rigurosidad con la que trabajaban.
Reconoce que una vez, en un escrito presentado por 131 detenidos, se equivocaron al incluir una persona que ya había sido liberada, situación de la que no estaban enterados.
“Es lo más importante que he hecho en mi vida”, sentencia Garretón, al tiempo que plantea que verdad y memoria son temas que se deben trabajar más en el país.
Roberto Garretón plantea que una de las claves del éxito de la Vicaría de la Solidaridad fue que “todo lo que se nos decía y todo lo que decíamos en forma pública debía quedar escrito”, como una forma de respaldo y de memoria.