“El cumplimiento del deber de cada uno es exigencia del derecho de todos. Derechos y deberes se integran correlativamente en toda actividad humana: si los derechos exaltan la libertad individual, los deberes expresan la dignidad de esa libertad.” Esto está así señalado en el preámbulo de la Declaración Americana de Deberes y Derechos del Hombre suscrita por Chile el año 1948, documento que considera la protección de los derechos del hombre como guía principalísima del derecho americano en evolución”.
“Frente a esto, reforzado por lo afirmado en la declaración americana de deberes y derechos del hombre y otros tratados internacionales, se evidencia el deber de cada ciudadano consciente, de seguir perseverando en instalar las condiciones para el cambio evolutivo, sin bajar la guardia, pues existe el riesgo de caer en la tentación de reforzar el paradigma prohibicionista que le atribuye erróneamente facultades al Estado para “autorizar” el cultivo para fines específicos, vulnerando dolosamente el espacio de libertad ya reconocido por los más altos Tribunales y por diversas autoridades del poder legislativo y ejecutivo que han afirmado el respeto a este espacio de soberanía, como el piso mínimo para cualquier ajuste legislativo de la actual ley 20.000”.
Revisa el Punto de Vista de Gabriela Torres, psicóloga e investigadora en Desarrollo Esencial.