La decisión de subir a la plataforma virtual Escenix esta versión multiplicada de “El rey se muere”, que Eugéne Ionesco (1909-1994) escribió en 1962, podría convertir esta experiencia de producir y exhibir teatro en una valiosa alternativa en una etapa post pandemia y cuarentena.

Aunque la iniciativa parte de una manera clásica -selección de un texto de autor conocido, convocatoria de intérpretes profesionales, además de dirigirse a un espectador receptor- en su desarrollo aporta algunos rasgos con proyección.

La propuesta se materializa en una serie de breves audiovisuales, numerados en diez títulos (dos escenas cada uno), unipersonales, en dúo y grupo, que los artistas construyeron y grabaron con celulares desde sus lugares de confinamiento, versiones libres del instante en que le avisan al rey Berenguer I que le queda poco tiempo de vida.

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Pero, como definen sus realizadores, la iniciativa incluye un “juego de instrucciones”: que las versiones respondan dos preguntas planteadas:

Cuál es el reino que desaparece hoy y quién es el rey que muere, lo que se detalla en una conversación grabada que también forma parte de la propuesta.

Lo interesante radica en que, más allá de algunos resultados dispares, el conjunto equivale a una manera múltiple, simultánea y autónoma de aproximarse a un texto, en este caso, utilizando teatro, radioteatro, danza, música, diseño de vestuario y escenográfico.

Por la autonomía que tienen los audiovisuales en estructura y nuevos sentidos, el espectador puede visionarlos en el orden que desee.

La idea de esta propuesta pertenece a Paola Volpato, junto a Felipe Olivares y Juan Andrés Rivera (cia. Los Contadores Auditores), Patricia Rivadeneira y Javier Ibacache como asesor.

Crisis de poder

Al elegir la obra de Ionesco, el fragmento del rey frente a la muerte y sumar preguntas como columna vertebral de la propuesta, el grupo convocante también invitaba a reflexionar de manera crítica sobre nuestro país y su realidad política y social.

Más aún, si el título de cada audiovisual orienta y sintetiza un sentido, agregando un recorrido cronológico externo que relaciona instantes de estados de ánimo, entornos sociales y cambios de actitud existencial de los protagonistas.

Cedida
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Sin perder de vista que incertidumbre, temor y angustia frente a la muerte están en esta obra de Ionesco, en este “desmontaje”, como denominan su trabajo los realizadores, también se muestran perfiles personales de soberbia, fastuosidad, displicencia social y afán de controlar todo.

Pero lo fundamental será advertir el desmoronamiento de una estructura de poder en medio de crisis existenciales y de la sociedad, donde un rey todopoderoso y soberbio ve que lo que construyó y defendió siendo gobernante absoluto se agrieta hasta desaparecer.

Ciertas miradas

Entre los trabajos que se acercan más a una forma de producción que combina su especialidad con el uso de recursos del medio virtual destacan en El Rey y la Empleada el dúo actoral Nicolás Pavez-Soledad Cruz y la visión campo-ciudad que entregan; la homérica autocoronación del actor Carlos Concha y la del diseñador Pablo de la Fuente, una gran máscara nortina con espejos.

También llaman la atención el trabajo de los diseñadores escénicos John Álvarez-Pedro Gramegna en Las Dos Reinas (vestuario, animación, dibujos, ironía-figuras mundiales, dinámico uso de recursos virtuales); y del compositor Camilo Morales en Latidos del Corazón” (relaciona silencio y pulso de percusión extremos, mas audio, guitarra, piano).

En Palabras Reales, la dramaturga Constanza Blanco entrega su texto al actor Roberto Poblete: juego entre real-monarquía y real-cotidiano: fondo negro, primerísimo primer plano de rostro y manos flotantes; lenguaje violento, irónico, despreciativo; oculta orgullo y muestra una certeza: pese a todo, el rey estará siempre presente.

El unipersonal del bailarín Pablo Zamorano usa en la escena Hacia el Trono, voz, recursos de internet, décimas, rayados poíticos callejeros y ritmo cuequero; mientras que la bailarina de flamenco contemporáneo Natalia García Huidobro, desde un balcón, sobre una tabla con una geografía discntinua, dibujada con tierra y hojas de otoño, y sonoridad total, entra y remueve el universo de un hombre que marcha al trono-muerte: sonidos del cuerpo que cruje y trata de evitar que su mundo caiga en pedazos.

En La Gran Noticia, el grupo Geografía Teatral convierte el computador en escenario-escenografía, con todo el elenco en pantalla; mientras que Tamara Ferreira, en medio de la fuerza rockera de una guitarra, crea un ambiente “acuoso” de voces, canto y ritmo cuando debe utilizar sólo audio en La Voz de la Reina.

La obra completa está disponible en www.escenix.cl.