De la mano de la talentosa Manuela Infante (Prat, Realismo, Estado vegetal), no resulta raro que lo híbrido calce mejor para definir esta propuesta experimental en forma y fondo.

La nueva lectura del mítico personaje griego que da el título a la obra tiene algo de musical, performance, cuentacuentos, teatro y concierto.

Tiene como base el texto de Roland Schimmelpfennig (1967), dramaturgo alemán (Push Up 1-3”, Canto Minor), conocido en Chile en el gran y extinto Festival de Dramaturgia Europea Contemporánea.

Jorge Sánchez | GAM
Jorge Sánchez | GAM

La propuesta utiliza abundante sonoridad extraída de máquinas electrónicas y recurre a una iluminación que contempla un mar de focos en el piso de la sala, que amplía el escenario.

A eso se agrega el gesto actoral de Paulina García, en diálogo-interacción con los instrumentos tecnológicos y el músico Diego Noguera que los manipula en escena, una entremezcla de tragedia, comedia y vida cotidiana.

Eso sí, con el predominio de la voz humana en función de vocalista de una banda o vocera de un coro, ya sea en susurro o tonante, a veces neutra o llena de inflexiones, distorsionada, metálica, grandilocuente o subterránea.

Jorge Sánchez | GAM
Jorge Sánchez | GAM

Una construcción escénica que sin prejuicios formales narra lo que interesa y advierten los realizadores en el núcleo de los mitos y la tragedia griegas: el ejercicio del poder.

Esta vez, cuando una gran tormenta amenaza las naves del rey de Creta, al regresar de la Guerra de Troya, por lo que ofrece a Poseidón, para salvar su vida, sacrificar al primer ser humano que divise en tierra… sin imaginar que sería su propio hijo.

Múltiples voces

En una actricante (o todo lo contrario) se transforma la protagonista de la obra -que parece emerger-flotar del vestuario que usa-, complejo rol unipersonal que exigía una artista de alto nivel como Paulina García.

Debe moverse entre la naturalidad, lo ritual y onírico, lo hablado, recitado y cantado, junto con construir en escena una relación con objetos con vida propia.

También traspasa el punto de vista de la directora que, junto con el autor, se concentran en ese golpe de poder que implica decidir quien vive o muere.

Jorge Sánchez | GAM
Jorge Sánchez | GAM

La obra establece relaciones donde no caben dioses que dialogan con humanos que los invocan y que tienen que cumplir sus promesas como un destino inexorable.

Y, quizás, deja la puerta abierta para señalar al poder con mayúscula y minúscula (económico, social, militar) como nuevos dioses contemporáneos que, igual que en la mitología, exigen o aceptan sacrificios tan arbitrarios como disponer de la vida de otros.

La obra se nutre de un autor en cuyos textos abunda la sensorialidad, que respiran humedad y calor, un lenguaje cuya musicalidad subraya lo poético.

Sin embargo, como parte del teatro alemán, conocido en Chile en los 90, instala esa vitalidad y sus recursos en un ámbito más o menos cotidiano y humano.

Una visión contemporánea de la realidad híbrida que se lee y relee -incluso con versiones contrapuestas-, que converge con la de Manuela Infante.

Una directora que utiliza e incorpora recursos que maneja y potencia, por lo que la experimentación escénica alcanza un alto nivel creativo en esta producción del Gam.

Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM, Alameda 227)
Miércoles a domingo, 21.00 horas.
Entrada general $ 6.000; estudiantes y tercera edad $ 3.000.