Este montaje prueba que el teatro dedicado a los niños (que asisten acompañados de un familiar) puede llegar a ser de excelencia por lo inteligente de su propuesta y el alto nivel artístico en su realización.

Dos cualidades que posee esta narración musical que, sobre el exitoso cuento homónimo del chileno Luis Sepúlveda, “Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar“, escrito en 1996, logró la cia. Teatro del Canto que integran María Izquierdo, Elvira López y el músico Cristián Molina.

Entretenida por partida múltiple, la obra sintetiza el extraordinario encuentro entre un felino doméstico y una gaviota que, poco antes de morir en tierra, debido a la mancha de petróleo en el mar que impregnó su cuerpo, le encargó al gato Zorbas el polluelo que iba a nacer.

“Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” | Comunicaciones UC
“Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” | Comunicaciones UC

Un sencillo y, al mismo tiempo, trascendental punto de vista que asume el relato literario, replicado por la propuesta escénica, dos ejercicios vitales de antropomorfismo y de valoración de ese segmento del mundo animal que tiene vida propia e independiente al humano.

Actividad múltiple

Música, canto, baile, narración al estilo cuentacuentos y actuación son los soportes de la obra, con todos los instrumentos a la vista y contacto directo con el público.

Izquierdo y López escenifican ciertos momentos, además de tocar guitarra, cantar y manipular algunos objetos en algunos momentos del relato, siempre acompañados por el músico multi instrumentista Cristián Molina.

El relato se desarrolla cálida y activamente. María Izquierdo es la narradora frente al micrófono, una voz sugestiva, llena de inflexiones y matices, y también el canal de varios personajes gatunos y del pequeño gavioto que hablan como si fueran personas.

“Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” | Comunicaciones UC
“Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” | Comunicaciones UC

Elvira López, cuyo vestuario sugiere el cuerpo negro y peludo del gato Zorbas, encarna en sus movimientos una cierta nobleza que el autor le atribuye a éste y a sus amigos, los felinos Sabelotodo, Colonello y Secretario, cuya solidaridad viene a ser fundamental para que el protagonista cumpla el compromiso de cuidar y enseñarle a volar a la gaviota huérfana.

Los instrumentos musicales a la vista y la utilería más funcional forman parte de la escenográfica de la obra, especialmente, dos o tres maquetas que una actriz va mostrando al público con contenidos que se acoplan al relato central.

En conjunto con la interpretación en todos los planos (música, actuación, relato) se va construyendo la atmósfera emotiva, entretenida y cercana de una propuesta, cuyos diálogos se entregan cuidando que no se pierdan los detalles, con pausas activas que incentivan la imaginación.

Un trabajo de dirección y adaptación de Izquierdo y López que llega también cargado de humor a partir de situaciones graciosas y efectivas.

Resultado feliz que, además de consignar el buen traspaso de un texto literario a la escena, ratifica que la calidad artística puede y debe estar siempre presente en las obras que tienen a los niños como grandes y especiales espectadores.

Teatro UC. Jorge Washington 26. Jueves 20 al sábado 22 de julio, 18.000 horas. Entrada general, $ 6.000; niños, estudiantes y tercera edad $ 3.500. Obra para espectadores desde los 6 años.