No debiera llamar la atención que, con la mano de María Izquierdo en la dirección de este trabajo de la compañía Tryo Teatro Banda (Pedro de Valdivia, la gesta inconclusa, El Cautiverio Felis, ¡Parlamento!, La Expulsión de los Jesuitas) se acentuara el factor dramático a cambio de la menor expresividad espontánea -casi performática- que caracteriza a este grupo que ha hecho de lo juglaresco su carta de presentación.

Es cierto también que el texto y la dramaturgia no pertenece a Francisco Sánchez, fundador de esta talentosa compañía, sino a Ricardo Larraín y Andrés Kalawski, quienes aportan una estructuración del relato más formal que influirá también en la visualidad del juego escénico.

En lo que todos convergen es el deseo de aportar desde el teatro a la construcción de la Historia de Chile, aludiendo a aspectos del relato oficial, pero también dando luz a hechos que se dejan de lado, junto con agregar interpretaciones que sólo se explican en la ficción teatral.

Una propuesta tal vez menos juguetona, pero más politica, ya que subraya rasgos constantes en el devenir histórico de nuestro país: la existencia de poderes fácticos que controlan desde las sombras las instituciones, la ambición desmedida y la traición como conductas y recursos permanentes.

Y, de fondo, el tema del poder que ejerce la gran minoría oligárquica, los más pudientes, aquel que es capaz de definir y de truncar la idea de país que quieren las mayorías.

Realidades y fantasmas

Al interior de una cronología o’higginiana, la obra busca mostrarlo en aquellos aspectos comunes a cualquier persona, sin dejar de lado las aristas políticas y militares, como la dolorosa abdicación y creer ser indispensable en la naciente república.

Un relato que se narra a través de diálogos, canto, música y coreografías que van construyendo un viaje por los sueños y realidades de O’Higgins, y que abordan conceptos concretos y abstractos como las ambiciones, el honor y, especialmente, el amor a la Patria por la cual sangró.

“Gorilas” y “gorilismo” tienen importante presencia en la obra, términos usados en la década 60-70 para definir a los milicos que protagonizaron innumerables golpes de estado en América Latina; también la afición de O’Higginis por el piano.

Sin pretender ser un relato histórico formal, la ficción teatral dibuja lo que piensa y, sobre todo, lo que siente Bernardo frente a la conducta humana, personal y colectiva.

Por eso en la obra emerge su lucha contra los enemigos políticos y nunca desaparecen los fantasmas del pasado, como el contexto de su nacimiento y el abandono afectivo de su padre, hechos que determinaron su dolorosa condición de huacho en una sociedad conservadora, sin dejar de lado su calidad de héroe, instalado en el altar de la Patria, ni al ser humano con odiosidades y sentido del honor.

Sin duda, una valiosa biografía-radiografía no autorizada del Libertador por la que desfilan -a pedazos frente a la patria-espejo- intimidad, vida pública y delirio, en línea con la constante búsqueda de algunas raíces de la siempre difícil de definir identidad chilena.

Teatro UC. Jorge Washington 26. Miércoles a sábado 20.30 horas. Entrada general $ 8.000; adulto mayor $ 6.000; miércoles popular y estudiantes $ 4.000. Hasta el 8 de octubre.