Pablo Miranda Bown, autor de “Julián Colamar recuerda. Un testimonio atacameño” habla de este libro que recupera los recuerdos de una forma de vida que tiende a desaparecer.

“Por ejemplo, cuando uno se asusta, se le sale el ánimo y se queda con lo que a uno lo asustó, un perro, o el agua. Uno se empieza a enfermar y hay que hacer algo, a tiempo, no dejar que pasen años, hay que llamar al ánimo.” (pp 44)

El libro recoge las conversaciones que sostuvieron durante quince días Julián Colamar (1927) y Pablo Miranda, logrando un testimonio profundo sobre las costumbres, formas de vida, ritos y cosmovisión de este atacameño orgulloso de su historia y su cultura.

“Yo nunca hice de yerbatero, pero lo sé sí, me gusta, pero yo de hacer sanar la gente, no. Pero lo he hecho, en Conchi Viejo con otro compañero, por siete años. Él hacía la parte de la tradición y yo hacía la parte de la Iglesia. Trabajábamos con las dos partes, con la oración le ayudaba yo y él seguía con el resto, así hemos trabajado y ha resultado.” (pp 66)

“Los arqueólogos y antropólogos tenemos el pecado de querer que los pueblos no cambien, que la gente siga siendo igual, vistiendo igual para poder seguir visitando ese “pasado” que es pura nostalgia”, afirma Pablo Miranda Bown.

“El turista básicamente quiere consumir imágenes”, afirma, “Caspana es el único lugar donde no se permitió una iglesia evangélica. Ellos son muy orgullosos de su cultura”.

“Julián Colamar recuerda. Un testimonio atacameño” de Pablo Miranda Bown, ha sido reeditado después de 20 años por Ediciones del Desierto, dirigida por Diego Álamos

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