A pesar que su amistad copó página de revistas, programas de TV y listas radiales, el vínculo que alguna vez unió a dos de las figuras centrales de la historia de la música popular, Michael Jackson y Paul McCartney, culminó abrupta y trágicamente, dejando una estela de anécdotas e incertidumbre entre sus testigos.

El lazo se gestó en Girlfriend, una de las canciones del emblemático disco Off the wall, que marcó el fin de la etapa del estadounidense en su alma máter, Jackson 5.

La letra fue escrita por el ex beatle y publicada en 1979 en medio de mucha expectativa por los nuevos rumbos del afroamericano. Aquel crédito, sin embargo, fue sólo el primero de varios que firmaron juntos.

La dupla se reencontró durante la sesiones de grabación de Thriller, el mega éxito de Jackson, donde “Macca” prestó su voz para The Girl Is Mine, el primer single del disco.

La admiración de Michael por Paul era genuina y quedó graficada en la pieza más exitosa que ambos protagonizaron: Say say say, sencillo que conquistó las listas radiales y que se mantuvo durante seis semanas como el más demandado en EE.UU.

La pieza (y su surrealista video) fue con los años una de las más emblemáticas de Pipes of peace, quinto álbum solista de McCartney.

En la secuencia, salta a la luz un dato no menor: aquel rancho donde fue grabado el clip, es el mismo que Michael convirtió en Neverland, el opulento complejo donde vivió sus últimos años de vida y donde una seguidilla de víctimas han situado los abusos sexuales que habría cometido el músico.

Aquella no es la única colaboración entre ambos que figura en ese disco: The man, aunque con menos notoriedad, también reunió sus talentos.

Say say say fue coescrita por Paul, un hombre que podía tocar todos los instrumentos en el estudio y hacerlo todo bien, y yo, un chico que no podía. Pero aun así trabajamos como iguales y lo disfrutamos”, contó Jackson en sus memorias, tal como replicó la revista Icon del diario español El País.

En dichas memorias, Jackson desliza la razón que gatilló el quiebre de su bullada amistad: la compra de los derechos musicales de las canciones de The Beatles compuestas por Paul y John Lennon.

“Con el tiempo acabé comprando el catálogo de ATV, que incluía muchas de las canciones de Lennon y McCartney. Pero lo que la gente no sabe es que fue el propio Paul quien me introdujo en el mundo de los derechos musicales”, se defendió Jackson.

“Estaba en la casa de Paul y Linda en el campo cuando Paul me habló de su propia participación en el mundo de los derechos musicales”, agregó.

En dicha época, a mediados de los ochenta, el ex beatle había perdido su participación en Northern Songs, firma que fundó con Lennon en los sesenta para gestionar los derechos de su producción.

Para error de “Macca”, y tal como reafirma la publicación española, el inglés de dedicó a adquirir canciones ajenas y despreocuparse de las propias, lo que lo llevó a perder el control de sus composiciones.

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Según Jackson, fue él mismo quien le informó a Paul la decisión de adquirir el catálogo beatle. Con las regalías de Thriller y ya inmensamente millonario, en 1985 cumplió su promesa y se hio del catálogo de ATV Music, dueña en ese entonces de Northern Songs.

La operación incluía 4.000 canciones, entre composiciones de Bruce Springsteen, Rolling Stones y Elvis Presley, entre otros. Las de The Beatles eran 251 canciones, las que pagó con 47 millones de dólares. Ese año, piezas como Yesterday o Hey Jude eran propiedad de Jackson.

De acuerdo a la biografía La magia y la locura a cargo de J. Randy Tarraborelli, Michael llamó a Paul el mismo día en que cerró el trato, escuchando cómo el compositor le colgó el teléfono apenas de enteró.

La molestia se habría acrecentado luego que Jackson cediera los derechos de Revolution (1968) a la marca Nike, en un lío que incluso llegó a tribunales: “Los Beatles no crearon esta canción para ser utilizada en anuncios”, sostuvo el abogado de la banda.

“Si hubiesen querido ganar dinero con campañas publicitarias lo podrían haber hecho en los últimos 25 años”, agregó. All you need is love, a su vez, fue a dar a un spot de Panasonic.

En 1995, sin embargo, el estadounidense vendió la mitad del repertorio de ATV a Sony por 100 millones de dólares en medio de una profunda crisis económica, y en 2016 la discográfica adquirió el otro 50% por 750 millones de dólares.

Finalmente, en 2017, Paul volvió a ser dueño de sus composiciones tras un acuerdo confidencial con Sony/ATV, amparado por una cláusula de la Ley de Propiedad Intelectual de EE.UU, donde se establece que un artista puede volver a recuperar su obra 56 años después de su creación.

El estreno de Leaving Neverland, el documental que ahondó en la denuncias por abuso sexual de menores contra el “rey del pop”, encontró a McCartney de gira por Latinoamérica.

En su arribo a Santiago, el cuarto en su carrera musical, el compositor tuvo palabras para las complejas acusaciones sobre su antiguo aliado.

“Creo que es difícil y triste. Michael Jackson era un gran artista que nos ha encantado por años, todo lo que ha pasado ha puesto las cosas difíciles. No sabía de su lado oscuro”, reconoció el músico en diálogo con Radio Futuro.

Sobre la obra de su examigo, aclaró que nunca fue un gran fanático y aseguró entender la decisión que diversas radios del mundo adoptaron tras el estreno del documental: la eliminación de sus hits en sus parrillas programáticas. “Es un proceso muy triste”, recalcó.