Fans, simpatizantes, entusiastas de la música y nostálgicos en general continúan recordando y buscando explicaciones al fallecimiento inesperado de Dolores O’Riordan, la exvocalista de The Cranberries que marcó a una generación transversal durante los noventa.

Los más afectados con la noticia, por supuesto, fueron los seguidores acérrimos del grupo, quienes en foros y chats se han dedicado a navegar entre las entrevistas más emblemáticas de la irlandesa, acaso en busca de alguna pista que explique el hecho.

En la web CranberriesWorld se han dedicado a estudiar el tema, y en ese ejercicio dieron con una entrevista de 2014 en que O’Riordan, en diálogo con el diario inglés Independent, reafirma sus dudas de llegar viva a los 50 años.

El artículo fue publicado días después de la bullada detención de la cantante en Dublín, tras protagonizar un altercado con una azafata en pleno vuelo. En aquella época, y como ha sido confirmado tras su fallecimiento, la artista sufría los peores momentos de una depresión que la acompañó por años. Tanto así, que durante la entrevista la periodista Barry Egan llegó incluso a temer por un intento de suicidio.

La inquietud de Egan quedó plasmada en una de sus preguntas, cuando le sugiere a O’Riordan visitar a un médico: “Claro, si soy la asesora oficial… ¿No estoy yo consolando al mundo? ¿No estoy curando a millones y millones de personas en todo el mundo? A veces me hablo a mí misma en el espejo y me digo: no es tu culpa. Y te quiero. Sé buena contigo misma y relájate. Porque no voy a vivir tantos años”, apuntaba la cantante.

“Tengo 43 años. Me contentaré si llego a los 50. Lo digo en serio. La gente te mira y ve un producto. No ven un alma, sino un hueco vacío”, agregó la cantante, quien se mostró visiblemente irritada con la pregunta.

De acuerdo a Cranberriesworld, Egan se reunió seis meses después con O’Riordan y tras la cita aseguró que aquella impresión lúgubre en la cantante había desaparecido. A pesar que aún se desconocen las causas de la muerte, un dato es cierto: Dolores O’Riordan no llegó viva a los 50; falleció a los 46 en la habitación de un hotel londinense.