El italiano Attilio Cremonesi está a cargo de la conducción de la Orquesta Filarmónica de Santiago durante las siete funciones de la ópera ‘Las bodas de Fígaro’, de Mozart, que hasta este jueves 22 de junio presenta el Municipal de Santiago.

Estudioso de la obra del genio de Salzburgo y nombre ampliamente reconocido en Europa en todo lo referente a la música barroca y del siglo XVIII (periodo al cual pertenecen justamente las óperas de Mozart), el director de orquesta Attilio Cremonesi conoce profundamente la partitura de esta obra fascinante y jovial, estrenada en 1786 y que inaugura la magnífica trilogía de óperas compuestas por Mozart y escritas por el libretista Lorenzo Da Ponte, y que también integran ‘Don Giovanni’ (1797) y ‘Così fan tutte’ (1790).

Cuando está la frente de la Orquesta Filarmónica en el foso del Municipal, Cremonesi domina completamente el espectáculo. Su cuerpo vibra con las notas, está atento al sonido de cada instrumento y a la voz de cada cantante solista, que en esta ópera superan la decena. La suya es una conducción atenta y intensa de principio a fin, de tiempos rápidos que dan poca tregua, y que resulta atractiva en su limpieza y precisión.

Como es habitual en el Municipal de Santiago, la ópera se presenta en dos elencos, una internacional, y otro estelar, que en esta ocasión es cien por cien chileno. El cast nacional luce muy afiatado, con los cantantes totalmente posesionados de sus personajes y eso hace posible que el público se ría con los enredos amorosos expuestos en esta comedia genial -que es también un laberíntico juego teatral- y al caer el telón ovacione al elenco, en el que destacan Patricio Sabaté como el Conde, Javier Weibel como Fígaro, Patricia Cifuentes como Susana, Paulina González como la Condesa y Marcela Gonzalez como Cherubino.

Attilio Cremonesi comparte aquí su valoración de los cantantes chilenos de ópera y su experiencia de trabajar con la Orquesta Filarmónica.

¿Cómo ha sido trabajar una ópera tan exigente con este elenco completamente chileno?
– Para mí ha sido una experiencia fantástica, porque todos los cantantes de este cast entienden muy bien el idioma italiano. Hablan bien el texto y entienden muy bien todos los pequeños juegos entre los personajes. Entonces reaccionan bien sobre la música, en todo momento. Es una experiencia muy buena. El nivel de todos es muy alto y las voces son muy lindas.

En estas ‘Bodas de Fígaro’ todo es muy teatral y muy preciso a todo nivel. A menudo se dice que esta ópera no tiene término medio, o sale bien, como en este caso, o sale mal…
– Estoy totalmente de acuerdo. Cuando empecé los ensayos, y la gente me preguntaba las diferencias entre las tres óperas de Mozart con libreto de Da Ponte, yo les comentaba que en ‘Las bodas de Fígaro’ es una obra donde se percibe una urgencia. Desde la obertura, que está escrita en presto, desde el principio tenemos que ir rápido, como que es peligroso si demoramos más en llegar a las bodas. Y hay diferencias con las óperas anteriores de Mozart, como el ‘Idomeneo’, y también con el ‘Don Giovanni’ y más todavía con ‘Cosi fan tutte’.

En esta versión tenemos una orquesta más reducida, con un sonido propio del siglo XVIII, y un escenario que, por su forma de semicírculo, actúa como una cámara acústica, lo que crea un efecto más íntimo del que habitualmente vemos en el Municipal…
-Sí, sí. Digamos que conducir a la Filarmónica es una experiencia fantástica, porque son música que tienen una calidad de base muy alta. Unida a esta calidad, tienen muchas ganas de hacer música. Entonces cada vez que me pongo al frente de la orquesta, siento que me dicen ‘ok, así lo sientes tú… lo vamos a hacer así contigo’. Lo otro que yo siento es que, mientras hacemos la función, puedo hacr cambios con los tiempos y la orquesta reacciona inmediatamente, es una cosa genial para mí.

La tercera y última función de ‘Las bodas de Fígaro’ con elenco chileno se realizó el 22 en el Municipal de Santiago, a las 19:00 horas.