La mejor ópera bufa o cómica de Wolfgang Amadeus Mozart tendrá lugar este lunes 8 de mayo a las 19 horas en el Salón Fresno de la Casa Central de la universidad, en una producción de la Ópera UC, el Taller de Ópera IMUC, la Orquesta de Cámara de la PUCV.

La entrada es liberada y el acceso es por orden de llegada.

La Ópera UC, Taller de Ópera IMUC y la Orquesta de Cámara de la PUCV ofrecerán esta versión de Las bodas de Fígaro en las voces de una nueva generación de talentosos cantantes chilenos. La puesta en escena se ha puesto al servicio de la acción para condensar la atención en la teatralidad del libreto y la extraordinaria música del más grande compositor de todos los tiempos.

El escenario minimalista se poblará de inolvidables personajes que harán vivir y revivir los conflictos y los sueños de toda una era en la historia humana. “Estamos llegando al hueso de la obra, con una puesta en escena que no deja nada al azar, y en la que los personajes están tan cuidadosamente delineados, que la gente podrá extasiarse con la posibilidad de entrar en el corazón del drama, sumergirse, y navegar sobre la música”, cuenta Miryam Singer, regie del espectáculo.

En esta obra Mozart, secundado por el insuperable genio dramático de Lorenzo da Ponte, alcanzó la cumbre del género lírico. Por tanto, la propuesta gratuita es un imperdible. “La solvencia de los cantantes producirá un tremendo impacto en la audiencia. Gente tan joven, tan talentosa que ha sido capaz de alcanzar durante poco más de un año de trabajo, la madurez artística y emocional para encarnar de una forma consumada estos complejos personajes”, agrega.

Gracias a un convenio de colaboración con la PUCV, fue posible convocar al director Pablo Alvarado y su Orquesta de Cámara. “La sinergia que se produce permite que ambas instituciones se favorezcan y el resultado está saliendo espectacular. Esperamos que el público reciba esta obra con todo el cariño que merece”, dice la ex soprano. “Las bodas de Fígaro” se volverá a mostrar este 14 de mayo a las 18 horas en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Av. Brasil 2950, Valparaíso).

Las bodas de Fígaro

Las bodas de Fígaro fue la primera colaboración de Mozart con el poeta y libretista Lorenzo da Ponte, y se estrenó en el Teatro de la Corte del emperador José II, en Viena, el 1 de mayo de 1786. La obra de teatro original de Beaumarchais había sido estrenada en París el año anterior con gran escándalo y éxito de público, tal vez debido a las connotaciones sexuales y políticas del texto dramático.

Notas al programa por Miryam Singer

La acción se desarrolla en el castillo del Conde Almaviva, en Sevilla. Susanna, criada de la Condesa Rosina, se apresta a celebrar sus bodas con Fígaro, criado del Conde, cuando se percata que su habitación de casada quedará conectada con la del Conde. Al explicarle a Fígaro que el plan de Su Señoría es recuperar el “derecho de pernada” (derecho de origen medieval que permitía a los señores feudales desflorar a las mujeres de sus vasallos en su noche de bodas), este decide preparar un plan para torcer los designios del Conde y desenmascarar su hipocresía.

Fígaro no está exento de problemas. En el castillo vive también Marcellina, a quien le había pedido prestado dinero prometiéndole casarse con ella. Marcellina está decidida a cobrar la deuda y para eso busca la ayuda de Bartolo, doctor en leyes.

El Conde es un hombre moderno y por lo tanto no desea tomar a Susanna por la fuerza; prefiere conquistarla y enamorarla. Para conseguir sus favores encarga a Basilio, maestro de canto de la Condesa, que le ayude a persuadirla de entregarse a él de buena manera.

Para complicar más las cosas, el paje Cherubino está sufriendo los ataques propios de su reciente despertar sexual: quiere acostarse con todas las mujeres de palacio, incluida la mismísima Condesa, a quien desea seducir utilizando sus talentos de poeta. Justo ese día el Conde sufre un nuevo ataque de celos, y el pajecito se ve obligado a arrancarse de la habitación de la Condesa saltando por la ventana. La mala suerte es que cae justo encima de los claveles del jardinero

Antonio, que, a pesar de su permanente estado etílico, corre a denunciarlo.
Todos quieren justicia. Parte de los deberes del Conde es impartir justicia y, como hombre de elevados estándares morales que es, llama a don Curzio, notario del pueblo para dejar establecida la demanda de Marcellina (y con ello impedir la boda de Fígaro y Susanna).

El asunto se pone más difícil cuando Barbarina, hija de Antonio, comenta frente a las muchachas del pueblo los avances del Conde en sus tratativas para seducir a todas las jóvenes vírgenes que se le crucen por delante.
Así las cosas, Fígaro y Susanna deben actuar con ingenio, prudencia y mucha imaginación para evitar que un hombre tan poderoso les destruya la posibilidad de una boda feliz