El legendario cantante español Plácido Domingo trajo al Metropolitan Ópera House de Nueva York otro nuevo rol de barítono en el Nabucco de Giuseppe Verdi, que ofrece junto a la orquesta del teatro bajo la batuta de su colaborador de larga data, el maestro estadounidense James Levine, en que asumió el rol con propiedad aunque ya demuestra que no es el mismo de antes (ya luce 75 años de edad) y sin duda influye en él, el paso del tiempo, con cincuenta años de incesante actividad.

La obra llegó al país, vía satélite, “en directo”, con el sistema HD y se programó para el sábado 7 en el Teatro Nescafé de las Artes. Una presentación similar se ofrecerá el sábado 21 con la ópera “Romo y Julieta”, de Charles Gounod.

Liudmyla Monastyrska, la excelente soprano spinto ucraniana, es Abigaille, la guerrera decidida a gobernar imperios y la mezzo soprano estadounidense Jamie Barton, es la heroica Fenena. En tanto, el bajo ruso Dmitri Belosselskiy en el rol de Zaccaria representa la voz estentórea del pueblo hebreo oprimido y el gran tenor estadounidense Russell Thomas, luce perfiles brillantes como Ismael, el jefe militar de los hebreos, a la vez requerido por los amores de Fenena y de Abigaille, quien en esta versión del “Nabucco” que llega vía satélite a todo el mundo, es la mejor figura, lejos, con una calidad vocal portentosa.

Nabucco fue el gran éxito juvenil que decidió la larga y brillante carrera operística de Verdi y le hizo popular y amado en Italia. A pesar de los innegables valores musicales de la partitura, que sigue la tradición de la ópera romántica del momento y ahoga mucho del dolor personal sufrido en su momento por su autor, contribuyeron sin duda a ese éxito los sentimientos patrióticos del pueblo italiano oprimido por el Imperio austriaco, que se vio identificado en la historia bíblica del pueblo de Israel oprimido por Babilonia. Porque Nabucco no representa sólo una ópera de tema bíblico o el mencionado drama político-amoroso de sus protagonistas -de conflictos humanos bien definidos-, sino un fresco coral estático, siendo el pueblo hebreo en su conjunto quien alcanza el nivel más alto de eficacia escénica y de lirismo. Un ejemplo evidente es el mencionado coro del tercer acto “Va’ pensiero sull’ali dorate” que los hebreos prisioneros condenados a trabajos forzados cantan a la orilla del río Éufrates añorando su patria, número musical que hubo de repetirse la primera noche de su estreno.

La tarde del sábado en el Teatro Nescafé de las Artes, el director de la Orquesta del Metropolitan, el norteamericano James Levine, hizo repetir el Coro del “Va pensiero”, cantado en forma brillante por las voces del Met y ovacionado en dos ocasiones a su término, por el público que repletó el famoso escenario neoyorquino.

“Nabucco” es la tercera ópera que compuso Verdi, pero su primer gran éxito, luego de la subida a escena de “Oberto, Conde de San Bonifacio” y “Un giorno di regno”. El libreto es de Temistocle Solera antes autor de “Oberto”, “Los Lombardos”, “Juan de Arco” y “Attila”. La acción se desarrolla en las ciudades de Jerusalem y Babilonia, en cuatro actos y un solo intermedio. Ocurre el año 566 Antes de Cristo.

Ópera inspirada en la figura de Nabucodonosor II, Rey de Babilonia, cuyo exitoso libreto contó con el aporte de una obra teatral y un ballet . Se estrenó con éxito rotundo en el Teatro Alla Scala de Milán, el 9 de marzo de 1842 cuando Verdi tenía 28 años de edad. Nabucco contiene en su partitura, el famoso e inmortal Coro “Va pensiero”, el más célebre momento de canto colectivo de todo el repertorio operístico universal. Sus cuatro actos llevan nombres asociados: “”Jerusalem”, “El Impío”, “La Profecía” y “El ídolo destruído”.

Con Nabucco se inicia una serie de óperas verdianas de fuerte sabor patriótico, dada la adhesión de su autor al llamado Movimiento “Resorgimiento Italiano”.