Dirigida por su titular Leonid Grin y con la participación del pianista nacional Danor Quinteros como solista, la Orquesta Sinfónica de Chile repletó en tres veladas seguidas el Teatro CEAC de la Plaza Italia, con un programa triple de campanillas, que resumió con el título de “Pasión Iberica”.

Grin, como un padre bondadoso, le sacó tremendo lucimiento a los músicos, en tres noches ovacionadas de principio a fin con la interpretación del Concierto número 2 en Do Menor para piano de Sergei Rachmaninoff -de gancho máximo- y además, “Bolero” y “Daphnis et Chloé” de Ravel este jueves, viernes y sábado.

Retornó así una serie de tres obras muy gratas al oído, de principio al fin, esas que hay que repetirle al fiel auditor cada cierto tiempo.


El Concierto para piano marcó el retorno de Rachmaninoff a la composición luego de un período alejado de ella. Estrenada en Moscú en 1901, con el propio Rachmaninoff al piano, fue dedicada al Dr. Nicolai Dahl, el médico que ayudó al músico a salir de la depresión que lo tuvo sin componer por un tiempo.

Danor Quinteros, joven pianista nacional fue toda una revelación con la calidad de su maciza ejecución y de partida marcó lo que sería la intervención global de la orquesta en pleno durante la velada

El joven y talentoso pianista nacional ostenta como antecedente, que se tituló de intérprete con máxima distinción en el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica, tiene estudios de posgrado en Suiza y Alemania, donde obtuvo el grado de Master of Music, ha sido premiado en distintos certámenes chilenos y extranjeros, como el concurso “Claudio Arrau” (1er y 4to nivel); concurso jóvenes solistas, organizado por el Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile; 1er lugar en el certamen Landolt-Preis en Zürich y ganador del “Steinway-Förder Preis” en Colonia 2010, entre otros.

Después del intermedio llegó “Daphnis et Chloé”, suite N° 2, parte del ballet compuesto por Maurice Ravel entre 1909 y 1912. Estrenado ese último año por los Ballets Rusos en el Teatro Châtelet de París, es la obra más extensa del músico francés.

Fueron dos intensas obras que llevan el buen gusto del sello de Maurice Ravel: la Suite número 2 “Daphne y Chloe”, con sus partes Amanecer, Pantomima y Danza General y un tema oriental, muy típico de su parte central, muy bien apreciada por los espectadores.

El programa se completó con la obra más famosa del mismo compositor: “Bolero”. Surgida a partir de un encargo de Ida Rubinstein, tuvo como nombre en principio “Fandango” y finalmente “Bolero” (en referencia al bolero andaluz en 3/4). La pieza se estrenó en noviembre de 1928 en la Ópera Garnier de París con la compañía de Ida Rubinstein, con Bronislava Nijinska (coreógrafa), Ida Rubinstein (bailarina principal) y Walther Straram (dirección), mientras que el propio Ravel dirigió el estreno de la versión de concierto con la Orquesta Lamoureux en París, en enero de 1930.

Como remate de la velada, este famoso e inmortal “Bolero”, con su ritmo y compases que se repiten segundo a segundo y que calan hondo en los asistentes, fieles oyentes de este trío de obras.