“No nos moverán”, “Hemos dicho basta” y “El que no salta es momio” son canciones que el grupo popularizó durante la Unidad Popular, coreadas en las manifestaciones y que trascendieron a su época.

Transcurridas ya cuatro décadas desde su partida al exilio, Tiemponuevo, uno de los grupos emblemáticos de la Nueva Canción Chilena (NCCh), regresará en octubre para actuar en Santiago y Valparaíso en una gira de despedida del país que siempre estuvo al centro de sus motivaciones y afectos.

La NCCh perpetuó en el inconsciente colectivo canciones que han atravesado generaciones y que siguen siendo escuchadas, sean o no sus contenidos plenamente insertables en las actuales luchas del pueblo chileno.

“El pueblo unido jamás será vencido”, “Venceremos”, “La batea” y “Ni chicha ni limoná” son algunos de esos temas de poderoso simbolismo en Chile y el exterior.

También figuran en ese registro “Hemos dicho basta”, “No nos moverán” y “El que no salta es momio”, tres canciones que en su momento alcanzaron tanto o más poder enfervorizante que las anteriores. Ejemplo de ello es que la primera acompañó el discurso pronunciado en cadena nacional por Salvador Allende al asumir el gobierno, mientras que la segunda fue lanzada al aire en Radio Magallanes apenas el presidente terminó su postrero discurso el 11 de septiembre de 1973.

Quienes las cantaron a lo largo del país eran tres jóvenes que en Valparaíso conformaron en 1970 el trío musical Tiemponuevo, de amplia repercusión musical en el Chile de entonces.

Ellos eran el odontólogo Roberto Rivera, y los hermanos Sergio y Raúl Sánchez, también odontólogo el primero y profesor normalista el segundo. Alineaciones anteriores al inicio formal de conjunto incluyeron a Osvaldo “Gitano” Rodríguez y Payo Grondona, con quienes los músicos de Tiemponuevo coincidieron en la organización de las primeras peñas porteñas y viñamarinas.

Tal como Quilapayún e Inti Illimani construyeron cada uno un sello identificador, Tiemponuevo hizo lo propio. Comenzando por soslayar los vocablos indígenas y los ponchos en boga, privilegiando, respectivamente, un nombre en español y ropa común y corriente. Musicalmente, lo suyo fue usar una amplia gama de ritmos populares que unidos a letras de innegable contenido social dieron como resultado canciones que eran rápida y entusiastamente aceptadas por los trabajadores, a quienes el conjunto dedicaba su quehacer. Blues, guarachas, mambos, bossa nova, go-go, polkas y spiritual inundaron su discografía pre Golpe, compuesta por tres larga duración y al menos cinco singles.

El porqué de esa opción diferente a otros músicos de la NCCh, es explicada por el director del conjunto, Roberto Rivera, recordando las risas de campesinos al ver sus instrumentos andinos y a los jóvenes comunistas porteños que en sus fiestas bailaban cumbias, valses peruanos y corridos, prefiriendo esos ritmos para pasarlo bien antes que a las entonces denominadas canciones de protesta.

“En ese momento dije que teníamos que hacer canciones de la ciudad, usando los ritmos que más llegaban a la gente, pero con letras que las hicieran comprender el proceso de cambios sociales y sumarse a él”, rememora Rivera.

Su incesante derrotero de apoyo al gobierno de la Unidad Popular le granjeó a Tiemponuevo reconocimientos como haber sido elegido por el cineasta Aldo Francia para componer e interpretar el tema central de la película “Ya no basta con rezar”.

Tras el Golpe Militar, dos de sus tres miembros (Roberto y Sergio) salieron al exilio, primero hacia Argentina y después a la República Democrática Alemana, donde terminaron radicándose, mientras que Raúl decidió permanecer en Chile.

Durante estos 43 años fuera del país el grupo se mantuvo activo, aunque con distintas formaciones que incluyeron hasta 1977 al fallecido Payo Grondona y luego a otros músicos chilenos y extranjeros, como José Miguel Márquez, histórico miembro de Illapu. Uno de aquellos cambios fue determinado por el prematuro fallecimiento de Sergio Sánchez.

En 1988, en plena campaña del No, Tiemponuevo reingresó subrepticiamente a Chile para actuar en distintos actos de apoyo a la recuperación de la democracia, tal como lo había hecho hasta esa fecha en muchos países europeos, africanos y latinoamericanos.

También en el exilio el grupo grabó otros cinco discos e hizo e interpretó música incidental para películas, documentales, programas de televisión y obras de teatro.

Al explicar su decisión de poner término a una trayectoria de casi 50 años, Roberto Rivera dijo que la idea fue madurando lentamente, conforme fueron pasando los años. “No fue una idea repentina”, dijo el músico, añadiendo que, “en todo caso, esto no significa renunciar e irse a la casa y olvidar principios de dignidad, solidaridad, amor y respeto con el maravilloso pueblo chileno, que siempre ha sabido salir del más oscuro ‘oscurantismo’ por sus propios medios”.

Despedirse en Chile, complementó, obedeció “a la impresión de que la gran mayoría de los chilenos interesados pensaban que el grupo había dejado de existir y su presencia se reducía a un par de canciones que sobrevivieron en el tiempo”.

Conciertos

Junto a Roberto Rivera, “Tiemponuevo es actualmente conformado por Luis González (chileno, ingresó en 1979, percusión y primera voz), David Sandoval (peruano, ingresó en 1988, guitarra, otros instrumentos de cuerda, voz) y Carlos Mejía (peruano, ingresó en 1992, vientos andinos, charango, tiple, mandolina, voz).

Las últimas actuaciones del conjunto tendrán como escenario a Santiago y Valparaíso.

En la capital, “Tiemponuevo” actuará en la sala América de la Biblioteca Nacional, el 18 de octubre, a las 19 horas (entrada liberada) ocasión en que también hará entrega de su legado a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos.

También cantará en el Museo de la Memoria, el 21 del mismo mes, a las 20 horas (entrada liberada).

En Valparaíso, su principal actuación será en el Parque Cultural el 10 de octubre, a las 19 horas (entrada $3.000). Habrá otras presentaciones para grupos específicos de pobladores, trabajadores y estudiantes.

Como muchos artistas que salieron al exilio y que no regresaron a Chile, el nombre de “Tiemponuevo” fue quedando en el olvido para las nuevas generaciones.