Ovacionado de principio a fin por cerca de 800 personas y mostrando la calidad que lo confirma como uno de los mejores pianistas chilenos de todos los tiempos, Alfredo Perl ofreció un concierto de excepcional calidad.

En la ocasión, el magnífico solista se presentó con un solo concierto en el escenario de Rosario Norte 660 de Las Condes. En él ofreció un programa con dos bloques dedicados a dos compositores que han sido hitos fundamentales en su carrera: Robert Schumann y Ludwig van Beethoven, dos de cuyas obras abordó en el programa en forma lucidísima.

“Me encantó volver a tocar la Appassionata de Beethoven en Chile”, expresó Perl al descender del escenario, en que brindó un atractivo programa para el público. Allí interpretó: Sonata en La bemol Mayor Hob. XVI/46 de Joseph Haydn, la Humoresca de Robert Schumann, la Sonata en Fa Mayor Op. 54 y la Sonata en Fa menor Op.57,Appassionata, de Beethoven

Radicado en Alemania y con una carrera paralela como director de la Orquesta de Cámara de Detmold, Alfredo Perl es, sin lugar a dudas, uno de los pianistas nacionales más relevantes y reconocidos de su generación.

“Perl se ha ganado su lugar entre los gigantes del teclado” (The Times de Londres). Una descripción del lugar de este gran concertista en el mundo.

Al comienzo del concierto, el músico brindó la Sonata en La bemol mayor de Haydn, cuya idea fue muy bien expresada por Perl, para una obra de los comienzos del contacto de Haydn con las Sonatas, en lo que fue una especie de Divertimento, con sus movimientos Allegro moderato, Adagio y Finale Presto. El ejecutante exhibió una expresividad intensa (que se repetiria en gran medida en la mayor parte de la velada), incluyendo partes muy bellas y melodiosas que cerraron con la demostración de un virtuosismo a toda prueba.

Antes del intermedio, Perl nos llevó al “Humoresque” opus 20 de Schumann, una obra en siete movimientos, en que el autor ofrece siete piezas principales, donde cada una de ellas es autónoma con respecto a las demás, pero al interpretar la obra completa, no debe darse la impresión de división entre las partes. Se señala que esta composición constituye un provechoso estudio del estilo de escritura pianística del primer periodo de Schumann, ya que en ella están contenidas casi todas sus técnicas compositivas, como pedales, suspensiones, repetición de figuraciones métricas y muchas más. De cerca de media hora de duración, con un desarrollo intenso, esta obra de temas musicales casi constantemente en renovación, creada por Schumann, significó una labor esforzada, brillante y con acogida técnica por parte del intéreprete chileno, en una parte muy inspirada de su recital.

En la segunda parte, enteramente dedicada a Beethoven, Perl mostró una ejecución en plenitud, en todos los aspectos de la técnica pianística y la belleza de las notas que iba emitiendo el insrumento. Primero, con la Sonata número 22, opus 54, escrita por el genio de Bonn en 1804, cuando ya comenzabá también a componer su famosísima Quinta Sinfonía y Haydn aun vivía. Beethoven, a pesar de escribir aquí una obra que sería poco trascendente, ya empezaba a evidenciar sus dotes de genio, con algunos pasajes de gran belleza.

Vino, en el programa, como coronación, la inmortal Sonata Apasionatta, número 54,en Fa menor, pieza triunfal por donde se le mire. El enfoque de Perl fue notable para sus dos muy elogiados movimientos, sólidos y hermosos. con aristas románticas y clásicas: el primero, Allegro assai y el segundo Andante con moto (attacca). Aquí , el ejecutante, en lo máximo de su concentración y brillante calidad de ejecución, remató la obra, con una digitación maestra y una sensibilidad emotiva que se traspasó hacia los espectadores.